En 1949 en Chile no existía la televisión y las fotos eran casi todas en blanco y negro. ¿Una lavadora? Era como ir a la Luna o hacerse una ecografía: inventos de la ciencia ficción. Es en ese año en que nació Fresia Munizaga (68). Acostumbrada a lavar a mano, recién con los años aprendió a usar una máquina para dejar la ropa limpia. Hoy la actual presidenta del Club Elsa Villarroel para personas de la tercera edad de Quilicura podrá dejar de hacerlo: su comuna inauguró la primera lavandería popular destinada a adultos mayores.
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Con el objetivo de beneficiar, en principio, a 2.500 abuelitos, incluyendo a personas postradas, el alcalde Juan Carrasco (Ind) en compañía con el ministro de Desarrollo Social, Marco Barraza, cortaron las cintas de un proyecto que, tal como las fotografías a color o la televisión, parecen ser una gran innovación.
Y así al menos lo indicó el ministro Barraza, quien valoró la iniciativa. «Para personas mayores va a marcar un antes y un después. Hace un par de años conocimos las farmacias populares, que le mejoran la calidad de vida a los vecinos. Hoy esta lavandería marcará un hito», sostuvo.
El alcalde Carrasco, por su parte, explicó a Publimetro que «este proyecto surge a partir de nuestro servicio de postrados: nos dimos cuenta que habían muchos adultos mayores que quedaban sin lavar su ropa. Había que hacerse cargo de ese problema».
¿Prioridad o lujo?
Para Barraza, este servicio no es un lujo, sino que un derecho. «Una lavandería le proporciona a la persona la dignidad de tener la ropa limpia», justificó.
El alcalde Carrasco recalcó que «entregamos una devolución a un grupo que forma parte de un patrimonio vivo de nuestra comuna». Explicó además que el servicio apuntará a personas que están dentro de clubes o asociaciones de personas para la tercera edad y eso mismo motivará a otros adultos mayores a agruparse con símiles.
Beneficios
Doña Fresia, por su parte, valoró la iniciativa pero por otro motivo: la comodidad que ofrece a un domicilio en el que no hay espacios para instalar una lavadora o para colgar la ropa al momento de secarla.
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“La mayoría de nuestras casas son muy estrechas, muy chicas, entonces la gente no tiene espacio para colgar la ropa. Es bien importante porque hay adultos mayores que no son autovalentes», destacó.
Su vecina Silvia Parra Lineros (66) también defendió el plan ante otros, por ejemplo, una óptica popular «Para los servicios de óptica, por ejemplo, recibimos ayuda de varios servicios: Fonasa, una Isapre, instituciones de beneficencia, hasta el mismo municipio. Una lavandería es algo novedoso, nunca lo había visto en una comuna», precisó.
El servicio está dirigido a personas que pertenezcan a uno de los clubes de tercera edad, con una permanencia igual o superior a los 6 meses y aplica para todo tipo de prendas que no requieran lavarse en seco. El interesado debe ir a la lavandería solidaria, ubicada en Humberto Caro 255, con una carga máxima de 6 kilos por semana, sin incluir frazadas ni calzado. A los tres días hábiles se entregarán las prendas lavadas y planchadas.
Los postrados, por su parte, podrán acceder a un servicio de transporte de sus ropas. Todo para que los abuelitos brillen de impolutos.