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Era un experto descuartizador: revelan macabros detalles del caso de japonés que mantenía cabezas de sus víctimas en heladeras

Entre las víctimas habían adolescentes de 15 y 17 años, las que fueron abusadas sexualmente por el multihomicida.

La policía ha identificado los nueve cadáveres desmembrados encontrados en el apartamento de sur de Tokio de un joven japonés, que se ha declarado culpable de los asesinatos, entre los que se incluyen niñas de 15 y 17 años, informaron hoy los responsables de la investigación.

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Los cuerpos troceados de ocho mujeres y un hombre fueron hallados el pasado 30 de octubre en la residencia de Takahiro Shiraishi, de 27 años, y la policía concluyó su identificación esta madrugada a través de muestras de ADN.

Entre las víctimas se encuentran Kureha Ishihara, una estudiante de 15 años y otras dos de 17 años, Natsumi Kubo y Akari Suda, informó la agencia Kyodo.

La policía encontró los restos humanos dentro de cajas y neveras portátiles en la vivienda de Shiraishi mientras investigaba la desaparición de una mujer de 23 años de Tokio, cuyo cadáver estaba entre los restos hallados.

La joven Aiko Tamura publicó a finales de septiembre un mensaje en Twitter en el que buscaba a alguien con quien quitarse la vida, al que el sospechoso contestó con un «Muramos juntos», según datos revelados por los investigadores a los medios locales.

El robo de dinero fue una de las razones que motivaron los asesinatos y también embaucar a algunas de las mujeres con el propósito de abusar sexualmente de ellas, según Kyodo.

El presunto asesino, que se encuentra detenido, ya había admitido que entre sus víctimas se encontraban varias adolescentes y la pareja de una de las mujeres a la que había matado con anterioridad, Shogo Nishinaka, quien se puso en contacto con él tras la desaparición de su novia.

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Además la policía ha identificado también a Hinako Sarashima, una estudiante universitaria de 19 años y otras tres mujeres de 26, 21 y 25 años: Hitomi Fujima, Mizuki Miura y Kazumi Maruyama.

El sospechoso declaró que había matado a todas sus víctimas en su apartamento en Zama, en la prefectura de Kanagawa, desde agosto- cuando se mudó- hasta octubre.

Allí la policía halló las cabezas, miembros y otros restos humanos desmembrados, además de unos 240 huesos, dentro de cajas y neveras portátiles.

«No podía tirar (los cuerpos) por temor a ser atrapado», dijo el hombre a la policía en declaraciones recogidas por los medios locales.

Según explicó a la policía, al principio le llevaba tres días descuartizar un cadáver, pero a partir de la segunda persona «no tardaba más de un día».

El japonés desmembró los cuerpos en la bañera de su apartamento y tiró a la basura algunos restos, y las autoridades creen que empleó una sierra hallada en el escenario para realizar las mutilaciones.

 

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