La participación de los ciudadanos chilenos en los procesos electorales ha disminuido sistemáticamente desde finales de la década de los noventa. En las elecciones municipales de 2016 alcanzamos el mínimo histórico desde el retorno a la democracia.
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Así lo reflejan distintos estudios, entre ellos, uno realizado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Desde el PNUD ubican a Chile entre los países donde más ha disminuido la participación electoral. Siendo superado sólo por la nación africana de Madagascar.
¿Por qué no votan?
Las personas que no votan en nuestro país responden a un perfil. A través del estudio «La Otra Mitad: Estudio sobre los chilenos que no votan» de la Escuela de Ciencia Política de la U. Diego Portales (UDP), el Núcleo Milenio Desafíos a la Representación y Consultora Subjetiva, se identificaron 5 puntos que sostendrían la decisión de no participar adoptada por el no votante.
Uno de ellos es que sienten que «las instancias de participación en los espacios democráticos (locales, nacionales) no se traducen en compromisos efectivos». Luego, se asocian las elecciones con mentiras, engaño, pérdida de tiempo y más. Esto bajo la frase de «para qué votar si la alegría no llegó». Aludiendo a que desde el regreso de la democracia que sienten que hay más promesas que hechos concretos.
Desconfianza
«Esto es clave para definir el perfil del no votante», señaló a Publimetro Daniel Ibáñez, presidente de la Fundación Participa. Para el abogado este fenómeno del joven no votante se ha venido incubando precisamente después del plebiscito. «Se tenía una alta expectativa respecto a la democracia y no lo han visto manifestado en acciones concretas», agrega el especialista.
Esto ha llevado a una desvalorización del voto. Los jóvenes nacidos después del plebiscito, nacieron con ese derecho y no lo han visto materializado en promesas cumplidas. Para Ibáñez, hace falta un cambio cultural en la participación política. «Se debería considerar el voto electrónico, la realización de plebiscitos, acciones en que se sientan parte no sólo cada 4 años». «Acciones que los hagan sentirse parte», agrega.
Joven, de clase media-baja e individualista
Esta claro que el no votante es principalmente joven. Así lo demuestran las cifras. Pero también posee otras características. Según Aldo Cassinelli, director ejecutivo del Instituto Libertad, las características de la persona que no va a votar van más allá. «Es joven, de entre 18 y 24 años. No hay diferencia entre hombres y mujeres. Y hay que señalar que posee un nivel socioeconómico bajo y medio», explicó Cassinelli.
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Según el director ejecutivo del IL, esto se debería a un cambio sociocultural. El joven de dichos segmentos no va a votar a menos de que una medida lo motive directamente.
Ambos analistas concuerdan en varios aspectos para determinar el perfil del no votante chileno. Éste sería «infiel». «Pero para votar solamente», comenta Cassinelli. Según el especialista, esto quiere decir que el no votante puede ser que llegue a votar, pero sólo si siente que la propuesta lo afecta directamente. Si no, no irá. «Por lo mismo, es a la vez individualista», agrega. Daniel Ibáñez también considera que el no votante es individualista. Destaca que “el problema de su motivación es que ya no cree y que las propuestas no lo mueven”.
Más urbano que rural
El no votante sería principalmente de comunas urbanas según Aldo Cassinelli. Esto pues “siente que su voto no vale tanto, ni se traduce en algo concreto y cercano”. “En cambio, en las comunas rurales la logística es más fuerte para llamar al voto y el votante ya ha sentido cómo su voto si genera cambios a través de las municipales”.
Ibañez difiere, pues considera que ciertas dificultades de traslado podría desmotivar al votante rural a asistir. Pero claramente una propuesta aplicada a una comuna de 1000 o 2000 ciudadanos puede tener un impacto más directo a diferencia de las grandes zonas urbanas.
En resumidas cuentas este joven, urbano, infiel para votar, individualista, sin cultura cívica y de clase media-baja, necesita ser encantado para ir a ejercer su derecho, según se concluye del análisis de los especialistas.
Con el crecimiento de la clase media en los últimos años, la nueva generación no ve la necesidad de depender del Estado en varios sentidos. Siente que su voto no vale y que pese a todas las promesas que den los candidatos en estos días previos, poco de ello los afectará en su día a día.
El llamado desde Gobierno y entidades internacionales como el PNUD es a comprender que el voto si vale. Siendo de hecho, símbolo del ejercicio de la democracia, que en Chile fue recuperada pocos años antes de que la mayor parte de los no votantes nacieran.