Un nuevo carburante verde, compuesto en parte por posos de café, propulsará a partir de este lunes varios de los famosos autobuses rojos de Londres.
PUBLICIDAD
Este carburante ha sido desarrollado durante cuatro años por bio-bean, una empresa emergente británica especializada en el medio ambiente, con el apoyo financiero y técnico del grupo petrolero anglo-holandés Shell.
Está formado en un 80% por diésel y en un 20% por biocarburantes y un líquido extraído del reciclaje de los posos de café, del que se emplearán 6.000 litros en un primer momento.
«En lugar de tirar los posos de café al vertedero, donde se degrada y suelta metano y CO2, lo recolectamos, lo reciclamos y lo transformamos en carburante limpio», explica a la AFP Arthur Kay, fundador de la empresa bio-bean.
Su compañía recoge el café en tiendas de Londres y de otras ciudades de Inglaterra y luego lo transforma en aceite en su fábrica de Cambridge. Solo en Londres se producen 200.000 toneladas de posos de café cada año, en una capital cuyos habitantes beben una media de 2,3 tazas diarias, apunta.
«Es un gran ejemplo de lo que se puede hacer cuando comenzamos a reimaginar los residuos como una fuente no explotada», dijo Arthur Kay, fundador de la compañía.
PUBLICIDAD
Otra compañía, Argent Energy, el más importante productor de biocarburante del Reino Unido, se encarga a continuación de mezclar el aceite procedente de los posos de café con otros carburantes de origen animal o vegetal.
La empresa emergente bio-bean considera que su producto permite reducir las emisiones de carbono de los autobuses entre un 10 y un 15% sin cambiar el motor ni utilizar más carburante. Además, sirve para cualquier autobús de la capital.
Sean de uno o de dos pisos, los célebres autobuses rojos efectúan más de 2.000 millones de trayectos cada año por la ciudad, con una flota de 9.300 vehículos, 2.000 de los cuales, dotados de un motor híbrido (diésel y eléctrico).
El carburante a base de café también puede ser utilizado en taxis, autocares y camiones.
La empresa emergente desea seguir desarrollándose en Europa continental, como en Francia, donde se consumen 38.000 millones de tazas de café cada año.
«No decimos que esto vaya a sustituir totalmente a la energía fósil de un día para el otro», admite Kay, que espera que un «emprendedor haga algo bueno a partir de los residuos de la cerveza o del té».