Una exsoldado cuenta que la vida como mujer en el cuarto ejército más grande del mundo, el de Corea del Norte, era tan dura que muchas dejaban de tener la menstruación.
PUBLICIDAD
Y las violaciones, dice, eran una cosa más de la vida para muchas de la mujeres con las que sirvió en las Fuerzas Armadas.
Durante casi una década Lee So Yeon durmió en la litera de abajo de una habitación que compartía con más de una docena de mujeres. Cada una de ellas tenía una pequeña cajonera donde guardaban sus uniformes.
Encima de esa cajonera, cada una guardaba dos fotografías: una del fundador de Corea del Norte, Kim Il sung, y otra de su fallecido heredero, Kim Jong il.
Han pasado diez años desde que se marchó, pero aún recuerda el olor de los cuarteles de hormigón.
"Sudábamos bastante. El colchón donde dormíamos estaba hecho de cascarilla de arroz, así que el colchón se quedaba impregnado de todo el olor corporal. No está hecho de algodón. Como era cascarilla de arroz, el olor del sudor y de otras cosas se queda ahí. No es muy agradable".
Una de las razones eran las condiciones en las que se encontraban las instalaciones para lavarse.
"Como mujer, una de las cosas más duras era que no te podías duchar adecuadamente porque no había agua caliente", dice Lee So Yeon.