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La desesperación embarga a los familiares de los tripulantes del submarino argentino a 8 días del último contacto

El miércoles era el día clave porque se cumplía el tiempo máximo en que el submarino podía permanecer bajo el agua sin salir a la superficie. Actualmente Argentina investigaba este jueves si hubo una explosión a bordo de la nave

La esperanza de hallar con vida a los 44 tripulantes del submarino argentino ARA San Juan, desaparecido desde el pasado miércoles, se desvanece a medida de que pasan las horas, pese a la intensa búsqueda y la ayuda de 13 países.

Tras una semana desde que el submarino de la Armada se comunicó por última vez, familiares y amigos vieron mermadas sus esperanzas al escuchar al capitán de navío Enrique Balbi, portavoz de la fuerza naval, que advirtió que se está en una fase «crítica» en cuanto a la disponibilidad de oxígeno y señaló que, por el momento, no se ha establecido «ningún tipo de contacto» con ellos.

Mucha impotencia sentimos, mucho dolor, porque hay cosas que se debieron haber hecho antes, y no esperar que queden 24 horas de vida», afirmó Elena, hermana de Cristian David Ibáñez, radarista del ARA San Juan

«Mucha impotencia sentimos, mucho dolor, porque hay cosas que se debieron haber hecho antes, y no esperar que queden 24 horas de vida», afirmó Elena, hermana de Cristian David Ibáñez, radarista del ARA San Juan, en declaraciones a la prensa desde la base naval de Mar del Plata, en la provincia de Buenos Aires, a donde debía haber llegado el sumergible el lunes.

Elena recordó ayer que se cumplía el séptimo día sin saber dónde se encuentran los 44 tripulantes y que se reduce la probabilidad de sobrevivencia.

«Queremos que esté con nosotros porque nos parece ilógico, nos parece increíble que con tanta ayuda internacional hasta ahora no se encuentre, con tanta tecnología, con tantos medios», aseguró antes de insistir en que no es que no hubiese «predisposición» de otros países para ayudar.

En la base naval de Mar del Plata casi un centenar de familiares esperan noticias contenidos por un equipo de psicólogos y médicos.

La prensa no puede ingresar a la base cuyo perimetral de alambrado se pobló de estampas religiosas, banderas argentinas y mensajes de aliento para los tripulantes y sus familiares.

El miércoles se registraron escenas de desesperación y angustia. «No quiero enterrar a mi hermano», dijo envuelta en llanto Elena Alfaro, hermana del submarinista Cristian Ibáñez. «Adentro es un velorio», agregó al retirarse de la base.

Posible explosión

El escenario se vuelve cada ves más negativo. Argentina investigaba este jueves si hubo una explosión a bordo de la nave después de que señalara una avería de baterías en su última comunicación.

La Armada informó el miércoles por la noche de una «anomalía hidroacústica» registrada después de la última comunicación del «ARA San Juan».

Se trató de «un evento anómalo, singular, corto, violento y no nuclear consistente con una explosión», dijo el portavoz el jueves, quien ante una consulta de un periodista admitió que hubo «una explosión» en esa zona del Atlántico.

El nuevo registro sonoro se produjo el miércoles 15 «casi tres horas después de la última comunicación, a 30 millas al norte de donde estaban en ese contacto y en la misma línea de navegación a Mar del Plata», precisó el portavoz de la Armada, Enrique Balbi.

«Un grave problema con las baterías puede generar hidrógeno. Hidrógeno por encima de cierto porcentaje es explosivo. Explota por sí mismo. Si hubieran tenido una explosión…. entonces todo está perdido» dijo a la AFP un ex comandante de submarino que pidió anonimato.

Balbi rechazó de plano hablar de explosión. «No vamos a hacer conjeturas», expresó al informar el estudio estadounidense donde se determinó el registro sonoro ahora bajo análisis.

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