En México le llaman “carcelazo”. Es el momento en que los prisioneros se dan cuenta que perdieron la libertad, y que pasarán mucho tiempo encerrados.
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Se trata de un proceso de angustia y estrés que puede causar problemas psicológicos y que en el caso de algunos líderes de narcotráfico, acostumbrados a una vida de lujo, poder y libertad absoluta, puede ser traumático.
Un ejemplo es Joaquín Guzmán Loera, "El Chapo", quien fuera uno de los capos más poderosos y ricos del mundo.
El gobierno de Estados Unidos, por ejemplo, le calcula una fortuna de US$14.000 millones.
Desde 2001, cuando escapó por primera vez de prisión, el capo fue clave para crear la organización de narcotráfico más poderosa de México.
Dentro del Cartel de Sinaloa a Guzmán Loera le decían "El General".
Ahora vive en una celda de 20 metros cuadrados en el Centro Correccional Metropolitano de Lower Manhattan, Nueva York.