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La fiscalía holandesa trataba de determinar este jueves cómo el criminal de guerra bosniocroata Slobodan Praljak consiguió suicidarse ante los atónitos jueces de la ONU, en una escena que podría empañar el legado del Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia (TPIY).
Un hombre de barba blanca, robusto y determinado, echa la cabeza hacia atrás y, de un trago, bebe el líquido de un pequeño frasco. Unas horas más tarde, muere en un hospital de La Haya.
Está será la imagen con la que se cierre el TPIY, tras casi un cuarto de siglo dedicado a juzgar a quienes cometieron las peores atrocidades en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. Cae el telón sobre una escena sombría.
Hoy la sala de audiencias, escenario de este drama, es una «escena de crimen».
«Principal prioridad» de la investigación, la autopsia de Praljak, de 72 años, se realizará «en un plazo muy corto», declaró el jueves a la AFP Frans Zonneveld, portavoz del fiscal de La Haya.
Los primeros resultados de la investigación revelaron la presencia de «un producto químico dentro del frasco que puede provocar la muerte», y que fue bebido por el exgeneral bosniocroata.
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«La investigación se orienta hacia la cuestión del suicidio asistido» y sobre «la violación» de la reglamentación relativa a las sustancias médicas, había precisado miércoles por la noche la fiscalía holandesa en un comunicado.
El suicidio tuvo lugar durante la lectura de la sentencia en el juicio en apelación contra seis exdirigentes y exjefes militares bosniocroatas, acusados de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad durante el conflicto croata-musulmán (1993-1994) enmarcado en la guerra de Bosnia (1992-1995).
El TPIY confirmó las condenas en primera instancia de entre 10 y 25 años de cárcel para los exresponsables acusados de querer imponer una dominación croata, recurriendo a la limpieza étnica en las zonas controladas por sus tropas.
– Controles estrictos –
Se desconoce de momento cómo pudo el acusado obtener el pequeño frasco que contenía un líquido marrón.
¿Se lo procuró en el centro de detención del tribunal internacional en La Haya, un recinto bajo fuerte vigilancia? ¿O en el edificio del tribunal?
En el reglamento interior del barrio penitenciario de Naciones Unidas se estipula que toda persona «será objeto de un control de seguridad en la entrada del complejo», es decir una comprobación de identidad, el paso por arcos de detección y, si es necesario, un cacheo.
Asimismo, cualquier objeto llevado o enviado al centro debe ser entregado, inspeccionado, abierto y/o examinado por rayos X, antes de autorizar su entrada.
El diario holandés NRC señalaba sin embargo que muchos sospechosos, como Praljak, tiene avanzada edad y mala salud, y están sometidos a tratamientos por sus médicos personales.
«Que haya llevado con él sus medicamentos a las audiencias no es inhabitual», subrayaba.
Praljak ingirió el líquido mientras los jueces leían el veredicto contra los seis exdirigentes bosniocroatas.
«Estos hombres saben cómo actuar para manipular el poder y para que el mundo mire», analizó Frederiek de Vlamming, criminólogo especializado en derecho penal internacional de la Universidad de Amsterdam, citado por el diario De Volkskrant.
El suicidio público de Praljak «es una forma de protesta que nunca habíamos visto hasta ahora», agregó.
Muchos croatas siguen considerando como héroes a los acusados por el TPIY, pese a sus condenas. El suicidio de Praljak conmocionó a Croacia.
Pero la presidenta croata Kolinda Grabar Kitarovic llamó el jueves a los croatas a «tener la fuerza de reconocer que algunos compatriotas en Bosnia cometieron crímenes y deben ser considerados responsables».