Harun Ahmed es uno de los miles de jóvenes etíopes que en los últimos años han viajado a través del Sahara hasta Libia, y desde allí a Europa, en busca de una vida mejor.
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Finalmente llegó a Alemania, pero solo después de sobrevivir tras meses de tortura y hambre a manos de tres traficantes de esclavos que compraban y vendían migrantes como si fueran ganado.
Bekele Atoma, del sevicio oromo de la BBC, escuchó su impresionante historia.
Harun, de 27 años, nació en Agarfa, en la provincia etíope de Bale, a unos 390 kilómetros al sureste de la capital Adís Abeba.
Bale tiene una de las tasas más altas de emigración en Etiopía.
En 2013, Harun decidió emigrar, empujado por la falta de empleos.
Primero, viajó a Sudán, antes de decidirse a emprender la siguiente parte de su viaje a Europa.
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"Después de vivir un año y unos meses en Sudán, comencé un viaje a Libia con otros migrantes, pagando US$600 cada uno a los traficantes", explicó.
"Éramos 98 en un camión. La gente tenía que sentarse unos encima de los otros y el calor era insoportable.
"Encontramos muchos problemas en el camino. En el desierto hay personas armadas que te detienen y te roban todo lo que tienes".