El 125º emperador de una dinastía que se remonta a 2.600 años y considerada como la más antigua del mundo, el emperador Akihito abdicará en abril del 2019. En este contexto, revisamos los mayores cambios que ha tenido está casa dinástica en los últimos años.
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Akihito empezó a romper moldes, aunque siempre de manera prudente, en 1959 cuando se convirtió en el primer heredero al trono en casarse con una plebeya, la actual emperatriz Michiko, a la que conoció jugando al tenis y junto a la que ha visitado unos 30 países.
Además, decidió educar a sus hijos personalmente, viajar en un avión comercial o reunirse con un Papa, cosas impensadas para una sociedad tan conservadora y respetuosa de sus tradiciones como lo es la cultura nipona.
Pero sin duda uno de los hechos que más llamó la atención fue la visita de Akihito a China, ya que durante la II Guerra Mundial el emperador Hirohito (su padre) invadió al gigante asiático desencadenando una ola de sangre a su paso.
Terremoto y tsunami
El 16 de marzo de 2011, cinco días después del sismo y el posterior tsunami que devastó el noreste del país, dejando más de 18.500 muertos y desaparecidos y cientos de miles de damnificados, Akihito compareció por primera vez en televisión para hablar directamente a su pueblo.
Después, apareció junto a su esposa Michiko, de rodillas junto a los damnificados, hablando con ellos con empatía, una escena impensable en los tiempos de sus predecesores, que tenían un estatuto de semidioses.
Sin embrago, hay tradiciones que no se dejan. Entre las más controversiales, y de las que se presume que el sucesor al trono, el príncipe Naruhito pueda cambiar, se encuentran el hecho que una mujer no pueda ser sucesora al trono, que una princesa pierda su estatus imperial al casarse con un plebeyo y la prohibición de adoptar niños para los miembros de la familia imperial.
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Las primera ley afecta directamente a Naruhito, debido a que su única hija no podrá sucederlo en el trono en el futuro por el sólo hecho de ser mujer.