Hay nombre de bandas de malhechores que causan risa: sus delitos no. Este 2017 son varias las organizaciones del mundo del hampa que quedaron a disposición de la Justicia y muchas de ellas destacan no sólo por la violencia, sino que también por los apodos que usaban. En Publimetro hacemos un recuento de las que más notoriedad tuvieron:
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– «Las preciosas de Talca«: una banda de niñas de 14 a 17 que fue desarticulada en mayo luego que la PDI. Se dedicaban a robar celulares y dinero en efectivo a estudiantes de la Región del Maule. Su principal característica era que les quitaban el calzado a sus víctimas para evitar que corrieran. Como en esa época estaba el recuerdo fresco de la «Las Preciosas», la teleserie de Canal 13, la agrupación adoptó este nombre para delinquir. Tras la detención, todas quedaron en libertad.
– «Los capos de La Bandera«: banda familiar, liderada por un matrimonio de la población La Bandera, que estaba relacionada con las drogas y el tráfico de armas. Cayó bajo el Plan Septiembre Preventivo del OS9 de Carabineros. Su nombre provenía porque la gente indicaba que actuaban como mafias italianas. Quedaron todos en prisión preventiva y con investigación en curso.
– «K-Chureos«: agrupación que se dedicaba a plagiar a los personajes del programa de TV «Cachueros». «Cada vez que actuaban en un show indicaban que el ‘Tío Marcelo’ estaba enfermo», afirma a Publimetro la Teniente Javiera García de la Dirección de Investigación Criminal del OS9 de Santiago. Los integrantes de esta banda, que cayó en octubre tras 15 años de estafa, quedaron con citación mientras dure la investigación, que todavía está en curso.
– «Los Pincheira«: andaban a caballo, usando sombrero y acompañados por perros. Asaltaron un servicentro de Lo Barnechea al más puro estilo del lejano oeste. A causa de sus vestimentas de huaso, les pusieron el nombre de «Los Pincheira». Uno de los cinco miembros cayó en octubre. Quedó en prisión preventiva de una investigación que aún está en curso.
– «Las Cochinas» y «Los Guatones»: detenidos en noviembre, esta era la unión de dos bandas. «Una estaba en su mayoría compuesta por mujeres. Les pusieron ‘Las Cochinas’ porque se guardaban las especies en sus partes íntimas. ‘Los guatones’ se llamaban así porque su líder no era necesariamente un tipo atlético» explica la teniente García. Se trataba de una agrupación que robaba farmacias con el método del «turbazo» en Maipú y el sector sur de Santiago. Hoy todos los miembros se encuentran en prisión preventiva con una investigación en curso.
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¿Sirven para la literatura?
Para la teniente García, «hay mucha creatividad en el mundo delictual a la hora de poner nombres y la mayoría se relaciona con alguna característica física del líder de la banda o por cuestiones anecdóticas».
Carlos Trombén, autor de éxitos de ventas como «Balmaceda» o «Huáscar» coqueteó en el pasado con la novela policial. Con títulos como «Poderes Fácticos» y «Prácticas Rituales», el escritor afirma que «el hampa chileno es muy complejo, que entrega harto color y folclor. Está en el cruce de la novela policial y la ‘novela social'», indica.
Para él, de todas formas, existe una gran diferencia entre el mundo delictual de los años 50 y el de ahora. «En el pasado el uso de armas estaba más restringido, ahora hay bandas que atemorizan a los vecinos disparando al cielo». Afirma que la de antaño es mucho más literaria pero no descarta que en el futuro, esta generación sí de material para libros.
Por su parte, Paula Ilabaca, poeta y autora de la novela policial «La Regla de los Nueve», la creatividad de los nombres podría ser una base para iniciar un escrito pero no el texto en sí mismo. «Podría ser material de una novela policial, pero si bien se trabaja la verosimilitud, la clave está siempre en que el escrito sea ficción. Además hay que tener cuidado si los casos todavía tienen un proceso, abierto», sentencia.