El fotógrafo de National Geographic, Paul Nicklen y el grupo Sea Legacy se encontraban en una expedición por la Isla Baffin, en el extremo nororiental de Canadá, a finales de verano. Lo que allí encontraron les dejó marcados: un oso polar famélico, arrastrándose en busca de comida.
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Desde joven, la vida de Nicklen ha estado unida a la de los osos. Creció en el norte de Canadá estudió biología y posteriormente se convirtió en fotógrafo. Ha visto más de 3.000 osos en libertad. Pero las imágenes que publicó el pasado 5 de diciembre, es uno de los momentos más desgarradores que jamás ha presenciado: «Nos quedamos allí llorando», relata.
«Es una escena que te rompe el alma y que todavía me persigue», escribió el fotógrafo Paul Nicklen, quien por años ha mostrado los estragos que el cambio climático está provocando en los osos polares, en una publicación en Instagram en la que compartió lo que vio.
«Sé que tenemos que compartir lo hermoso y lo que te rompe el corazón si vamos a derrumbar las barreras de la apatía. Así es como se ve el hambre. Los músculos atrofiados. Sin energía. Es una muerte lenta y dolorosa. Cuando los científicos dicen que los osos polares estarán extintos en los próximos 100 años, pienso en que la población de 25.000 osos pueda morir así», agregó Nicklen.
El video muestra a un oso polar que se aferra a la vida. En los huesos y cojeando, el animal busca comida. Rebusca en un cubo de basura cercano y, al no encontrar nada, cae al suelo.
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Muchos de los usuarios de Facebook, donde Niklen publicó el vídeo, han preguntado a su autor por qué no intervino. «Por supuesto que se me pasó por la cabeza», explica Nicklen, y prosigue, «pero no es como si llevase una pistola tranquilizante o 180 kilos de carne de foca encima«. El fotógrafo concluye, que de haber dispuesto de todo lo anterior, sólo habría prolongado la miseria del oso. Además, alimentar a osos polares salvajes es ilegal en Canadá.