«Venezuela tiene las mayores reservas comprobadas de crudo en el mundo, pero su economía ha colapsado en los últimos años. El hambre ha azotado a la nación y, ahora, está matando a niños. El gobierno venezolano lo sabe, pero no lo reconoce.».
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Así comienza el reportaje exhaustivo que realizó durante meses The New York Times en el que médicos de 21 hospitales públicos en 17 estados de todo el país dijeron que sus salas de emergencia estaban siendo abrumadas por niños con desnutrición severa, una condición que rara vez habían encontrado antes de que comenzara la crisis económica.
Doctors in Venezuela say their emergency rooms are overwhelmed by children with severe malnutrition — a condition they had rarely encountered before the economic crisis began. https://t.co/0uYJaUDNlX pic.twitter.com/DbTB9Q0r36
— New York Times World (@nytimesworld) December 17, 2017
Uno de los casos expuestos es el de Kenyerber Aquino Merchán, un menor de 17 meses que falleció en agosto a causa de problemas cardíacos provocados por una desnutrición severa.
Para enterrarlo, los familiares del infante reutilizaron las cajas de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), de la que cada vez dependen más venezolanos ante el alto costo de los productos, para recortar dos pequeñas alas de cartón. Las pusieron cuidadosamente sobre el ataúd de Kenyerber, una práctica común entre los venezolanos.
Carlos Aquino, padre de Kenyerber, en medio del llanto se aferraba a la caja del menor.
Médicos alertaron que cada vez es más frecuente ver a niños con cuadros de desnutrición y la falta de insumos y medicamentos hace cuesta arriba atender a los pacientes lo antes posible. «El hambre ha acechado a Venezuela durante años. Pero ahora, según médicos en los hospitales públicos, está cobrando una cantidad alarmante de vidas de menores de edad», reza la nota.
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El panorama que se describe en la investigación es desolador: » Hay mujeres que hacen fila afuera de clínicas de esterilización para evitar embarazarse de bebés a los que no van a poder alimentar. Niños pequeños dejan sus hogares y se unen a pandillas que escarban por doquier en busca de alimentos: sus cuerpos tienen cicatrices por las peleas a cuchillo contra sus rivales. Adultos en multitudes revuelven la basura de los restaurantes después de que estos cierran. Muchos bebés mueren porque es difícil encontrar –o poder costear– la fórmula para el tetero, incluso en salas de emergencia».
“Hay veces que se te muere en las manos por deshidratación”, dijo la doctora Milagros Hernández en la sala de emergencias de un hospital infantil en la ciudad de Barquisimeto. El hospital, señaló Hernández, vio un aumento pronunciado de personas con desnutrición hacia el final de 2016. “Pero 2017 ha sido un incremento terrible de pacientes desnutridos”, dijo. “De niños que te llegan lactantes y tienen el peso y talla de un recién nacido”.
En muchos países, la desnutrición extrema «puede ser causada cuando hay guerra, una sequía, una especie de catástrofe o un terremoto», dijo la Dra. Ingrid Soto de Sanabria, jefa del departamento de nutrición, crecimiento y desarrollo del hospital. «Pero en nuestro país está directamente relacionado con la escasez y la inflación».
Para seguir leyendo la investigación completa del New York Times pincha aquí