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“¿Una nueva Guerra Fría?”: La situación de los servicios de inteligencia de EEUU y Rusia

La declaración de China y Rusia como “potencias hostiles” para Estados Unidos, no es el único elemento que nos hace pensar en una tensión parecida a la de hace más de 30 años

(MIKE FISHER/AFP)

Hace más de 30 años que terminó la Guerra Fría, pero al parecer no mucho ha cambiado, sobre todo considerando el anuncio del presidente estadounidense, Donald Trump, respecto a su estrategia de seguridad que definió a China y Rusia como «potencias hostiles» para EEUU.

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Sin embargo, este no es el único elemento que nos hace volver a esos años de tensión entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Tal como en esa época, hoy los servicios de inteligencia estadounidenses han estado bajo la lupa de la opinión pública, acusados de espiar a otros países.

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A su vez, uno de los temas más comentados este año son las acusaciones de los servicios de inteligencia estadounidenses sobre una injerencia rusa en las elecciones norteamericanas. El propio Secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson reconoció que «los rusos dieron vueltas en torno a nuestro proceso electoral».

Pero «como también subrayaron esos informes de inteligencia, no se ha podido concluir qué efecto pudo tener eso», agregó.

De igual manera, la relación de EEUU y Corea del Norte hace recordar esa tensión al borde del colapso de la Guerra Fría, con claros matices y menor proporción. Además, el apoyo que Rusia y China dan a Pyongyang ha dejado por lo menos incómodo a Washington.

KGB

Cuando desapareció la Unión Soviética, las actividades del KGB fueron confiadas a dos instituciones distintas: el SVR (Servicio de Inteligencia Exterior) y el FSB (Servicio Federal de Seguridad), encargado de las informaciones de inteligencia en Rusia como del contraespionaje.

El primer servicio soviético de inteligencia para el extranjero, fundado en 1920, era el «Departamento extranjero» del NKVD, la Comisaría del Pueblo para Asuntos Exteriores. La organización cambió regularmente su acrónimo en la era soviética.

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Set del servicio secreto ruso, KGB (PATRIK STOLLARZ/AFP)

En 1954 pasó a ser la Primera Dirección General del KGB, nombre que guardará hasta el fin de la Unión soviética en 1991. El propio Vladimir Putin formó parte de este servicio secreto.

El SVR indica que sus actividades han cambiado ampliamente desde el fin de la era soviética. Cesó su política «global» de la Guerra Fría, consistente en instalar espías en todos los países donde se encontraban agentes occidentales, y trabaja ahora sólo allí «donde Rusia tiene intereses auténticos y no imaginarios».

«El SVR considera que no hay adversarios principales o de segundo orden», se precisa en el portal internet.

Oleg Kaluguin, es general del KGB, exiliado en Estados Unidos desde 1995, es condenado en junio en ausencia por alta traición a 15 años de confinamiento por un tribunal de Moscú. Había dirigido en Estados Unidos la red de espías soviéticos durante la Guerra Fría.

Hasta el día de hoy distintos países, mayoritariamente EEUU, detienen a personas acusadas de espionaje, pero la implicación de altos responsables del FSB es extremadamente raro desde finales de la Guerra Fría en 1991.

La CIA y la NSA

En Estados Unidos, en tanto, a inicios de la Guerra Fría se creó la Dirección Central de Inteligencia (DCI) que lideraba los servicios de este tipo y proporcionaba información a los funcionarios federales, de acuerdo a un estudio realizado por Daniela Alba, Internacionalista y Politóloga de la Universidad Militar Nueva Granada publicado en la revista de la Fuerza Aérea Colombiana.

La Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés), como organismo independiente se encargaba de almacenar, analizar y entregar información al presidente, a través del Director de Inteligencia Nacional», escribe Daniela Alba

«La Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés), como organismo independiente se encargaba de almacenar, analizar y entregar información al presidente, a través del Director de Inteligencia Nacional», indica.

Por otro lado está, la ultrasecreta NSA, una agencia hoy en día cada vez más influyente en EEUU. Su confidencialidad es tal que sus siglas se han traducido por «No Such Agency» (una agencia que no existe).

Más confidencial que la CIA, la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), señalada por interceptar las comunicaciones internas de la Unión Europea y otros aliados de Estados Unidos, tiene a su cargo el sector clave de los servicios de espionaje electrónico.

Está considerada como la agencia más poderosa dentro del grupo de 16 organismos del espionaje coordinados por el DNI, el Director Nacional de Inteligencia. Con el auge de internet y de las tecnologías de la información la intervención de las comunicaciones y los datos se ha convertido en la principal fuente de información.

La NSA realiza precisamente ese trabajo en la sombra, mientras la CIA, mucho más cinematográfica, se encarga del trabajo sobre el terreno. Estos nuevos agentes secretos son principalmente especialistas de redes informáticas, ingenieros y matemáticos, además de traductores y analistas.

 

 

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