Apenas unos mil quipus, los complicados arreglos de nudos que servían como medio de comunicación en el imperio inca, quedan en el mundo. La gran mayoría fue quemada por los conquistadores españoles. Los invasores pusieron fin a la avanzada civilización centrada en el Cuzco. Y también hicieron desaparecer el conocimiento acumulado por los quipucamayoc, los especialistas capaces de traducirlos.
PUBLICIDAD
Desde entonces, estos elementos se convirtieron en uno de los misterios más llamativos de la cultura incaica. Fue un experto británico, William Burns Glynn, quien avanzó en la teoría que indicaba que los quipus eran un sistema de escritura.
El investigador falleció en 2014, dejando la tarea inconclusa. Y ahora, un joven alumno de la Universidad de Harvard (EEUU) parece haber dado con una clave decisiva.
«Algo extraordinario me saltó a la vista»
Manny Medrano comenzó a estudiar los quipus hace tres años, cuando tenía apenas 19. A partir de sus conocimientos matemáticos, el estudiante catalogó los nudos de uno de ellos. Luego los comparó con un documento colonial. El texto en español era un antiguo censo realizado en una zona de la costa norte de Perú.
Dicho sector era el mismo del que probablemente procedía la reliquia, que había sido rescatada de la destrucción por un noble italiano.
«Algo extraordinario me saltó a la vista entonces», explicó Medrano, en declaraciones al diario Harvard Gazette.
PUBLICIDAD
El joven investigador se percató en ese momento de que había una relación entre determinados colores y nudos con la repetición de nombres de contribuyentes en el antiguo documento colonial.
«Por ejemplo, si había ocho ‘Felipes’ en la lista, todos se indicaban con un color, mientras que los ‘Josés’ se indicaban con otro color», explicó.
De esta manera, Medrano corroboró que la diversidad de elementos, como las combinaciones de colores, sólidos o mezclados, era lo suficientemente grande como para codificar un lenguaje.
«El quipu hace del lenguaje algo que se puede tomar y manejar con las manos«, añadió.
Decodificar los quipus
La clave podrá abrir la puerta a decodificar los quipus que se conservan. De esta manera se podría conseguir información de primera mano sobre la cultura inca. «Los quipus representan las historias de los propios incas«, recalcó Medrano.
El imperio inca se extendió en territorios que hoy corresponden a Ecuador, Perú, Bolivia, Argentina y Chile. El arqueólogo chileno Rubén Stehberg descubrió recientemente que en el sitio donde en 1541 se estableció Santiago existió un importante centro administrativo inca. Se trataba de una suerte de «capital» del sur del imperio. Quién sabe: quizá el análisis de los quipus permita también conocer algún detalle del rol que tuvo ese centro poblado del Mapocho antes de la llegada de Diego de Almagro y Pedro de Valdivia.