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Los eventuales “malos augurios” que puede traer el error de adelantar los fuegos artificiales en la Torre Entel

¿Este error técnico puede ser un mal augurio en el 2018? Consultamos en el área astrológica y antropológica y esto nos dijeron.

Vinka tomó una foto cuando su reloj le indicaba que faltaban tres minutos para que finalizara 2017. Tras un breve lapso, empezaron los fuegos artificiales. La gente se miraba, algunos pifiaban y no quedó otra que dar inicio al ritual de los abrazos. Cuando abrió el espumante, su reloj aún no marcaba la medianoche. Como ella, miles de asistentes que el 31 de diciembre repletaron los alrededores de la Torre Entel quedaron desconcertados tras el error de ejecución que dio inicio a la pirotecnia dos minutos antes. Pero, ¿este error técnico puede significar un mal augurio en el 2018?

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Lo que dicen las cartas

Para la tarotista Zita Pessagno, este error, por no ser de origen natural, sólo puede afectar a las personas que sintieron que algo faltó en el término de año, ya que esta ausencia «atraerá mala energía». Afirma que esto se explica porque «somos artífices de nuestro propio destino». A lo que sí le pone ahínco la astróloga fue a los daños que pueden producir la pirotecnia en el entorno. «El día en que la gente entienda que no debe celebrar con fuegos artificiales, petardos, lámparas, las vibraciones serán mucho más positivas», afirma la tarotista.

Lo que dice la escuela

Desde la vereda de la ciencia, el antropólogo de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, Francisco Osorio, dice que el adelanto rompe el rito social, y puede atraer consecuencias negativas o «mal augurio».

«La tradición se ha roto y por esta razón el año no comenzó como debía. Ello es un signo de los problemas por venir, un signo de mala fortuna», sostiene el académico.

El otro error

Como consecuencia del caos, se quebró también la tradición hasta ahora irrompible del conteo. «El rito del conteo no solo dice que el año comenzó, sino que permite la transición de un paso a otro. Ahora, como no tenemos transición, hemos quedado en una zona liminal, sin ningún estado. Es como vivir en el límite, no en este lado o en este otro, sino al medio, que es lo mismo que no estar en ninguno», asegura Osorio.

Entre el alboroto a Vinka se le rompieron hasta las copas. Pero lo peor fue la decepción de su hijo, que ensayó toda la tarde la cuenta regresiva.

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