Cuando Kim Jong-un y Donald Trump libran una elevada discusión sobre quién tiene el botón nuclear “más grande”, el mundo se retuerce de preocupación ante la posibilidad que uno de los dos decida poner en práctica su “grandeza”.
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La situación en la península no es de las mejores desde que el régimen comunista de Corea del Norte se transformó en una potencia nuclear. Toda la zona, China, Japón Rusia y también Estados Unidos, siguen atentamente los pasos del impredecible líder norcoreano. Pero la nación más conflictuada es su vecino directo: Corea del Sur.
En medio de una histórica relación de conflictos, efectivamente hubo un día en que Kim entró y ocupó con su ejército nada menos que Seúl, la capital de su archienemigo. Claro, no fue Kim Jong-un, sino que su abuelo, Kim Il-sung.
Apenas finalizó la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos y la Unión Soviética tuvieron la genial idea que luego implementarían en Alemania: dividir un país para darse el gusto de controlar una de las partes restantes. Una medida que en ambos casos resultó ser un fracaso.
Fue así como en 1945 nacen la República Popular Democrática de Corea (Corea del Norte), controlada por los soviéticos, y la República de Corea (Corea del Sur), dominada por EEUU. Y la frontera de ambos países fue establecida en el paralelo 38º.
!A la guerra!
La tensión que generó esta separación convirtió a la península de Corea en un gran polvorín, que estalló el 25 de junio de 1950. El año anterior, el régimen comunista se había consolidado en China y el Sur vivía una violenta dictadura militar sustentada por EEUU. Con estos elementos, el líder del Norte, Kim Il-sung decide invadir a su vecino para unificar toda la península bajo su gobierno.
Más de 100 mil soldados comunistas cruzaron la frontera con armamento soviético, además del apoyo que recibieron de buena parte de la población civil del sur. La arremetida fue tal que las fuerzas de norte arrasaron con el ejército del sur y las tropas estadounidenses.
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Tal fue la violencia de la arremetida, que en menos cuatro meses todo Corea del Sur quedó reducida a casi una ciudad: Pusan, ubicada en el extremo sur de la península. En septiembre de 1950, la República de Corea había quedado reducida ese pequeño espacio.
La situación era tan desesperada, que en tiempo récord y sorprendiendo a Stalin, EEUU organizó una fuerza de ataque de 15 países que, bajo las órdenes del general Douglas MacArthur, desembarcó en Incheon, un puerto muy cercano al paralelo 38º, a un costado de Seúl. La jugada de los estadounidenses, que peleaban bajo bandera de la ONU, fue exitosa y rápidamente recuperaron la capital surcoreana y dejaron aislado al ejército del norte en territorio del sur, sin contacto con sus fuentes de abastecimiento. En un poco más de un mes, el territorio sureño había sido totalmente recuperado y el grueso del ejército comunista (más de 130 mil solados) había sido capturado.
La tarea estaba hecha, se había salvado a Corea del Sur, pero ahora Estados Unidos vio la posibilidad de tomar el norte y controlar toda la península. Así que como juego de niños taimados, ahora las fuerzas del sur invadieron a sus vecinos.
Vuelta de tortilla
Y la historia fue igual, pero al revés. En menos de dos meses, Corea del Sur y Estados Unidos tenía ocupado casi la totalidad del norte y parecía que el régimen comunista de Kim se venía abajo… Hasta que apareció China.
Con apoyo aérea soviético, el Ejército Popular de Liberación de China arremetió en la península de Corea con una fuerza de 380 mil efectivos. MacArthur no pudo contener a los chinos y el 4 de enero de 1951, hace 66 años, Kim Il-sung entró nuevamente a la capital de sur. Claro que las fuerzas del abuelo de Kim Jong-un apenas pudo estar hasta marzo en Seúl, porque fue recuperada.
Pero estos movimientos se detuvieron y ambas fuerzas se estacaron en el centro de Corea. Tal era la situación que MacArthur solicitó el envió de 26 bombas atómicas para terminar con la guerra a lo cual Washington le respondió que no y lo removió.
El 27 de julio de 1953, después de tres años de guerra se firmó el cese al fuego y quedó definida la frontera que actualmente conocemos. Claro que las campañas de los norcoreanos, los estadounidense y luego de los chinos dejaron más de 3 millones de muertos civiles.