La espera en el ámbito sanitario resulta de un desequilibrio entre la oferta y la demanda de servicios de salud. Así lo señala el estudio «La espera en el sistema de salud: una oportunidad para poner a las personas al centro», desarrollado por el Centro de Políticas Públicas UC.
Más allá de las cifras que se relacionan con la espera de los pacientes, los investigadores apuntan a que se le ha restado importancia al cómo esperan estos pacientes, dado a que las autoridades se han centrado principalmente en el «cuántos son».
La forma de abordar y gestionar la espera tiene importantes consecuencias en la calidad de vida de las personas y en la efectividad de los sistemas de salud, señala el estudio.
Si nos comparamos con la mayoría de los países de la OECD, la oferta por atención en salud en Chile es limitada frente a la demanda de la población.
Análisis
El informe señala que «se constatan de ciencias del sistema de información de salud que dificultan una gestión proactiva de la demanda y, a su vez, de ciencias de los procesos que hoy existen».
«Por ejemplo, la escasa comunicación y coordinación al interior de la red de servicios de salud públicos, la falta de incentivos para la resolutividad en los distintos niveles del sistema y el poco uso de herramientas analíticas que permitan apoyar las decisiones de asignación y gestión de recursos en el sistema», agregan.
Como último punto de diagnóstico, se dio cuenta de la precariedad de la vivencia de la espera. Según el informe, desde las personas genera sensación de malestar y de abandono, aumentando los niveles de ansiedad.
Soluciones que podrían cambiar esta realidad
El documento de trabajo plantea una serie de propuestas que abordan la experiencia de la espera, y no solo sus tiempos, teniendo a la persona y sus necesidades como eje central.
Para elaborar las propuestas, se tomaron en cuenta seis principios que se deseaban abordar: el centro en la persona y sus necesidades de salud, la dignidad y respeto hacia el usuario, la transparencia a la hora de comunicar las políticas de priorización y gestión existentes, la justicia en el trato, evitando cualquier tipo de arbitrariedad, y la efectividad en resolver los problemas de la población.
En relación con la experiencia de la espera, se propone mantener a la persona informada y acompañada, a través de un sistema de comunicación y un sistema de acompañamiento protocolizado.
Respecto de las políticas de priorización, se propone establecer criterios según riesgo, punto fundamental para responder de mejor manera a las personas y sus necesidades particulares.
Finalmente, desde el punto de vista del sistema de información, se propone contar con un sistema de información integral y robusto para gestionar las listas de espera, que sirva para caracterizar al usuario según riesgo y así apoyar la toma de decisiones de asignación de recursos a nivel central, de servicios de salud y local.