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¿Para qué nos vestimos?: Las cifras negras del aumento de femicidios y violencia sicológica en 2017

Las dudas sobre esta situación aumentan debido a la disparidad de casos que registran las organizaciones versus el gobierno a la luz del nuevo proyecto de ley que aumenta la tipificación y sanciones contra el femicidio en el pololeo y el acoso sexual callejero.

Han pasado solo nueve días desde Año Nuevo y ya se registró el primer femicidio en Chile. Muerte que no es una mera cifra ni una situación aislada. Cada día se toma más consciencia sobre el asesinato de las mujeres, pero los registros no son unánimes. Las organizaciones civiles contabilizaron el año pasado 66 femicidios (incluído un suicidio), mientras que el Ministerio de la Mujer y la Equidad de género sólo 42. Sin embargo, ambas listas convergen en lo mismo: en 2017 hubo un alza inesperada respecto a los anteriores.

Consultada por este aumento, la ministra de la cartera, Claudia Pascual, se distancia y afirma que «las cifras son más o menos estables en los últimos años». Hecho que es debatido por organizaciones como la Red Chilena Contra la Violencia hacia las mujeres, organización que elabora un registro «extraoficial». 

Silvana del Valle, abogada y vocera de la Red, afirma que las cifras no cuadran porque la ley solo nombra como femicidio al «parricidio cometido por quien es o ha sido su cónyuge o conviviente. Nosotras también consideramos los asesinatos cometidos por hombres a mujeres por el solo hecho de ser mujeres, porque nuestra vida se valora menos o por demostrar superioridad. Por ejemplo, un hijo que mata a su madre para demostrarle poder o el ex yerno que mata a su suegra, que en 2017 hubo dos casos. O también el castigo femicida, donde la pareja mata para darle una lección a la mujer, o el cliente que mata a una prostituta mientras se le brinda servicio, como uno de los casos 2017″.

Incluso, hoy se discute en el Congreso un proyecto de ley que busca ampliar la tipificación de los femicidios a aquellos perpetrados en una relación de pololeo, el cual ha sido impulsado por el mismo ministerio en cuestión. Sin embargo, para la abogada feminista y académica de la Universidad Academia de Humanismo cristiano en esta ley «sigue existiendo la idea de lo familiar y de tener una relación. Lo que los congresistas se niegan a hacer es sacar la violencia del ámbito familiar y no reconocer que la violencia sucede en todos los ámbitos, colegios, trabajo, plazas, espacios públicos».

Asesinatos más violentos

Uno de los puntos que llaman la atención sobre los femicidios son las formas de cómo estos se llevan a cabo. A partir del registro elaborado por la Red, el 53% de los femicidas utiliza un arma blanca como cortaplumas, cuchillos, cables, hachas y/o serruchos, con la finalidad de estrangular o descuartizar a la víctima. En menor grado, (17%) se utiliza un arma de fuego.

Así también, entre las causas más recurrentes se encuentran asfixia y quemadura. 

Para Silvana, «los medios para generar violencia extrema la forma de como se realizan los homicidios en general en Chile no es tan sangrienta o con tanto ensañamiento como se ven con los femicidios, como el uso de hachas o mujeres asesinadas con 20 puñaladas o con índices de tortura. ¿Cuántos hombres son rociados con parafinas e intentados ser quemados, que son la mayor cantidad de femicidios frustrados?».

Violencia psicológica y denuncias

Pero los femicidios tienen una escala previa. Uno de las primeros tipos de violencia que sufren las mujeres son las agresiones psicológicas. Según los resultados de la Tercera Encuesta Nacional de violencia intrafamiliar entregados ayer por el MinMujeryEG y la Subsecretaria de Prevención del delito, el 20% de las mujeres denuncian ser víctimas de violencia psicológica leve (como insultos, maltratos y malas relaciones cotidianas).

Sin embargo, las denuncias por violencia psicológica han disminuido en un 4% en los últimos cinco años. Entre las principales razones se encuentra «porque no fue algo serio y no lo consideré necesario», «las cosas mejoraron», o porque «tuve miedo». 

Entre las principales razones para no denunciar se encuentra «porque no fue algo serio y no lo consideré necesario», «las cosas mejoraron», o porque «tuve miedo».

Al respecto, el subsecretario de Prevención del Delito, Óscar Carrasco, afirma que «estamos realizando campañas para que se aumenten las denuncias de violencia psicológica y sexual, y explicar la importancia de denunciar».

Si bien denunciar no lo es todo, permite que se puedan realizar acciones al respecto. Desde el MinMujeryEG sostienen que este año se registraron 120 femicidios frustrados.

«Gracias a las denuncias y que las mujeres se acercaran a los centros de acogida y diversos programas, logramos salvar muchas vidas», agrega la ministra.

 

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