Fueron declaraciones que desataron sorpresa e indignación. El viernes en una entrevista al diario estadounidense, el economista jefe del Banco Mundial, Paul Romer, aseguró que en el ranking Doing Business, que mide la competitividad de la economía de los países, alguno de sus parámetros fueron alterados por motivaciones políticas para perjudicar al gobierno de la presidenta Michelle Bachelet.
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Y es que entre 2013 y 2016, nuestro país descendió del puesto 34 al 57 , lo que según el ejecutivo, respondía a que el listado estaba “potencialmente contaminada por las motivaciones políticas del personal del Banco Mundial”.
Al día siguiente la entidad salió al paso y, mediante un comunicado, aseguraba que «es importante señalar que tratamos a todos los países por igual», pero a la vez anunciaba «en vista de las preocupaciones expresadas por nuestro economista jefe Paul Romer en los medios», llevarían a cabo una investigación externa a los indicadores correspondientes a Chile.
Mientras tanto, el Chile las reacciones no se hicieron esperar. A través de Twitter, la Presidenta Bachelet expresaba su preocupación por la credibilidad de estudios de instituciones tan importantes como el Banco Mundial y ya en un segundo tuit anunciaba que «como Gobierno solicitaremos formalmente al Banco Mundial una completa investigación».
Dada la gravedad de lo sucedido, como Gobierno solicitaremos formalmente al Banco Mundial una completa investigación. Los rankings que administran las instituciones internacionales deben ser confiables, ya que impactan en la inversión y el desarrollo de los países.
— Michelle Bachelet (@mbachelet) January 13, 2018
Quien también reaccionó ese sábado fue el ministro de Economía, Jorge Rodríguez Grossi, quien sostuvo que los sucedido “es de una inmoralidad pocas veces vista”. También consideró la declaración de Romer como “muy franca y honrada». No sabía aún lo que pasaría luego.
“Es de una inmoralidad pocas veces vista”, dijo el ministro de Economía sobre el asunto
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En esa nota del medio norteamericano, se nombra al responsable del grupo de expertos tras el ranking, el boliviano Augusto López-Claros, que el domingo respondió a las acusaciones de Romer, afirmando que estas fueron “totalmente sin mérito”, afirmando que el trabajo tras el listado se hizo “en un contexto de transparencia y sinceridad”. Asimismo, en esta carta enviada a Bloomberg, añadía que el descenso de Chile en esta clasificación de competitividad «se debió a que otros países, como México y Colombia, intensificaron sus esfuerzos, así como los cambios metodológicos completamente justificados y transparentes».
Al mismo tiempo aparecían los nexos de Lopez-Claros con economistas chilenos ligados a la derecha, además de inversiones en el sector educacional, inmobiliario y minero, entre 1991 y 2005.
Además vino muchas veces a universidades, gremios empresariales y instituciones públicas a dar charlas y participar en seminarios. El diario electrónico El Mostrador, también expuso sus eventuales vínculos con políticos de derecha, como los exministros Pablo Longueira y Cristián Larroulet, aunque este último descartó cualquier contacto mayor. En tanto, y consultado por El Mercurio sobre alguna cercanía con el presidente electo Sebastián Piñera, Lopez-Claro dijo: «no lo conozco».
Posteriormente el lunes, fue el turno del ministro de Hacienda, Nicolás Eyzaguirre, afirmando que la instrucción de la Presidenta fue «defender los intereses de Chile porque no podemos aceptar que se nos manosee con innovaciones de las cuales no tenemos información a tiempo».
«Y que no fue favorable a la elección del continuador de la Presidenta Bachelet, no cabe duda tampoco», aseveró Eyzaguirre respecto del cuestionado ranking
En tanto, en la misma jornada y tras dar comienzo a la nueva Comisión para el Mercado Financiero (CMF), sostuvo que esta «manipulación» en el ranking habría perjudicado la candidatura de Alejandro Guillier. «Y que no fue favorable a la elección del continuador de la Presidenta Bachelet, no cabe duda tampoco», aseveró.
Al mismo tiempo Romer volvía a la carga con el tema, exponiendo en su blog personal una serie de cálculos personales que indicaban que nuestro país entre 2013 y 2017 no debió haber caído 21 puestos en el ranking, sino que solo cinco. Aunque al final de su post matizaba lo dicho en los días anteriores, atribuyendo toda esta polémica se debía «a la falta de claridad en nuestra comunicación».
“Es desafortunado que Paul Romer, en una entrevista con Wall Street Journal, haya cuestionado el ranking Doing Business, en particular para Chile. No es la visión de la gerencia», dijo el Banco Mundial en una carta al ministro de Hacienda
Sin embargo, en un giro inesperado ese mismo lunes, el Banco Mundial terminó quitándole el piso a su economista jefe, en un carta enviada a Eyzaguirre. “Es desafortunado que Paul Romer, en una entrevista con Wall Street Journal, haya cuestionado el ranking Doing Business, en particular para Chile. No es la visión de la gerencia», expresó la entidad.
A su vez, el organismo indicaba tener «confianza completa en la integridad de la investigación del banco en general y seguridad en la metodología y los rankings del reporte Doing Business».
La vuelta de carnero final
Ya este martes y en una situación que ya nadie entiende, en nuevo posteo en su blog, Romer echaba pie atrás de lo dijo al diario estadounidense y descartó cualquier intencionalidad de perjudicar a Bachelet y su administración.
“En una conversación con un periodista, hice comentarios sobre el informe Doing Business que daba la impresión de que sospechaba manipulación política o parcialidad. Esto no fue lo que quise decir o pensé que dije», sostuvo el economista.
«no he visto ningún signo de manipulación de los números publicados en el informe Doing Business ni en ningún otro informe del Banco», afirmó
En esa línea, indicó que «no he visto ningún signo de manipulación de los números publicados en el informe Doing Business ni en ningún otro informe del Banco».
Romer atribuyó todo este escándalo a «algo que muchos de nosotros en el Banco creemos: que podríamos hacer un mejor trabajo al explicar lo que significan nuestros números».
A diferencia de lo que declaró el fin de semana respecto de la intencionalidad de los parámetros para elaborar el ranking, dijo que «en la producción del informe Doing Business, cambiamos nuestros métodos por razones sólidas», pero añadió que «podríamos haber explicado más claramente por qué, por ejemplo, cayó el ranking de Chile».
Romer finaliza lamenta «que en mi intento de promover la claridad, yo mismo no estaba claro».