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Baja asistencia, mensaje a los inmigrantes y saludo a los argentinos marcaron última misa masiva de Francisco en Chile

Pese a que había capacidad para 380 mil personas, la Playa Lobito no copó su capacidad. Su mensaje apuntó a proteger a los inmigrantes y pidió a sus compatriotas no ponerse celosos.

Cuando el reloj marcaba las 09:00, el Papa se encontraba volando desde Santiago rumbo a Iquique. Y mientras en el aire oficiaba el matrimonio de una pareja de tripulantes, en tierra la baja cantidad de fieles que lo esperaban marcaban la previa de la última misa masiva que ofrecería en Chile.

Pese a que muchos de ellos llegaron de madrugada para acampar en la Playa Lobito, el sector donde se instaló el altar para la homilía del Papa, cerca de las 10:00 se contabilizaban, de forma no oficial, entre 80 y 100 mil personas en un espacio con capacidad para 300 mil más.

Y pese a que con el correr de los minutos la cantidad de fieles aumentó, el recinto jamás copó su capacidad máxima.

Proteger a los inmigrantes

Tras bajarse del avión y declarar su respaldo absoluto al obispo Juan Barros, se dirigió hasta el punto donde lo esperaban los creyentes. Así, a las 11:30 en punto, tal como dictaba su agenda, comenzó su homilía en la que mayormente apuntó a actuar con «hospitalidad» con los inmigrantes.

«Iquique es tierra de sueños –eso significa el nombre en aymara-, tierra que ha sabido albergar a gente de distintos pueblos y culturas que han tenido que dejar a los suyos, marcharse. Una marcha siempre basada en la esperanza por obtener una vida mejor, pero sabemos que va siempre acompañada de mochilas cargadas con miedo e incertidumbre por lo que vendrá”, dijo en medio de la misa el Papa.

En ese sentido hizo un llamado a  que la ciudad «siga siendo también tierra de hospitalidad. Hospitalidad festiva, porque sabemos bien que no hay alegría cristiana cuando se cierran puertas; no hay alegría cristiana cuando se les hace sentir a los demás que sobran o que entre nosotros no tienen lugar».

Destacó multiculturalidad

En una ciudad donde Virgen de la Tirana cobra especial relevancia, Francisco también destacó la multiculturalidad no sólo de la región norte, sino que todo el país.

«Sus fiestas patronales, sus bailes religiosos que se prolongan hasta por una semana, su música, sus vestidos, hacen de esta forma un santuario de piedad y espiritualidad popularidad. Porque no es una fiesta que queda encerrada dentro del templo, sino que ustedes logran vestir de fiesta a todo el poblado, ustedes saben celebrar cantando y danzando la paternidad, la providencia, la presencia amorosa y constante de Dios”, recalcó.

Agregó además que “así María anda por nuestros poblados, calles, plazas, casas, hospitales. María es la Virgen de la Tirana; la Virgen Ayquina en Calama; la Virgen de las Peñas en Arica, que anda por todos nuestros entuertos familiares, esos que parecen ahogarnos el corazón para acercarse al oído de Jesús y decirle: mira, ‘no tienen vino’”.

 

Mensaje a argentinos

Al finalizar la homilía y, a modo de despedida del pueblo chileno, agradeció a la Presidenta Michelle Bachelet por la invitación a recorrer el país y también a todos quienes participaron en la concreción de su viaje.

Asimismo, agradeció a quienes debieron atravesar las fronteras chilenas para escucharlo.

«Muchas gracias y les pido que no se olviden de rezar por mí», expresó el Pontífice.

«Quiero agradecer la presencia de tantos peregrinos de Bolivia y Perú y no se pongan celosos, especialmente de los argentinos,q ue son mi patria. Gracias a mis hermanos argentinos que me acompañaron en Santiago, en Temuco y acá en Iquique», señaló Francisco.

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