El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, anunció el miércoles que buscará la reelección en los comicios de este año en Venezuela, proceso eleccionario que se veía venir, pero que no se esperaba de esta manera considerando el diálogo que se mantenía con la oposición.
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Con bombos y platillos el actual mandatario asumió la candidatura presidencial para el período 2019-2025, para ser, según sus palabras, «el candidato de la clase obrera».
La noticia del presidente se da un día después que la oficialista Asamblea Nacional Constituyente acordara convocar a elecciones presidenciales para antes de finales de abril, esto a pesar que era materia de las negociaciones con la oposición en República Dominicana.
Los diálogos entre el gobierno y la fuerza contraria al chavismo para resolver la crisis de Venezuela quedaron en “terapia intensiva” luego de la decisión de las autoridades de adelantar la consulta, aseguró el miércoles uno de los negociadores opositores.
Esta decisión de adelantar el proceso, previsto históricamente para el mes de diciembre, favorece a Maduro ante la actual división y falta de figuras fuertes sin procesos judiciales en la oposición.
La fuerza contraria al oficialismo ya se enfrentó a una apabullante derrota en las elecciones regionales debido a la disyuntiva dentro de la coalición Mesa de la Unidad Democrática (MUD) de participar o no en unos comicios que se consideran ilegítimos.
Además, las principales figuras de la fuerza contraria, Henrique Capriles, Antonio Ledezma y Leopoldo López, se encuentra inhabilitados para postularse, y aún no surge una personalidad capaz de convocar a los miles que marcharon en las calles de Venezuela durante el 2017.
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La coalición opositora, que agrupa una veintena de partidos, aún no ha definido cuál será su postura frente al adelanto de los comicios presidenciales, ni como definirá su candidato unitario.
Rechazo internacional
La decisión de la Constituyente desató nuevas tensiones en el país suramericano y críticas de varios países de la región, entre ellos Estados Unidos, que afirmó a través de un comunicado del Departamento Estado que la consulta no reflejaría la voluntad del pueblo venezolano y sería visto como “antidemocrático” e “ilegítimo” ante los ojos de la comunidad internacional.
A los cuestionamientos también se sumó el vicepresidente Mike Pence, quien manifestó en su cuenta de Twitter que el gobierno de Maduro pretende “privar a los venezolanos de elecciones libres y justas”.
El Grupo de Lima, integrado por 14 países de la región, también condenó la víspera la decisión de la Constituyente.
El canciller mexicano Luis Videgaray anunció el martes el retiro de su país del proceso con el argumento de que la convocatoria de los comicios «acaba con la seriedad” de esa negociación.
La comunidad internacional viene promoviendo desde septiembre pasado un proceso de negociaciones entre el gobierno y la oposición para lograr una salida a la profunda crisis económica y social que enfrenta el país suramericano.
Las reuniones se han dado en medio de una profunda crisis económica que se ha agravado en las últimas semanas ante una desbordada inflación que alcanzó a finales de año 2.616%, según cálculos de congresistas opositores, y una severa escasez de productos básicos.