Con los actos funerarios de una de las tres víctimas fatales de la tragedia de la escuela de fútbol Colo Colo – Lo Boza y la formalización del chofer del bus siniestrado, que tenía como destino Paraguay, parece cerrarse el capítulo de este doloroso trance, del que aún quedan secuelas en los niños heridos, tanto en hospitales en Chile y en Mendoza, Argentina.
Este sábado, un avión Hércules C-130 de la Fuerza Aérea de Chile, se convirtió en un gigantesco hospital volador y allí también regresaron cuatro heridos y 27 familiares de los niños que se dirigían a competir en Asunción, Paraguay.
Las autoridades del Ministerio de Salud confirmaron que los lesionados de mayor gravedad se mantienen hospitalizados en Argentina, a la espera de que mejore su condición de salud antes de que estén en condiciones de regresar a territorio chileno.
En medio de escenas de dolor, fueron velados Matías Vidal Pérez y Jonattan Muñoz Allulef en Lican rey y Villarrica, respectivamente. En Santiago, la niña Javiera Collel, 10 años, fue velada en su colegio Santa María del Cervellón y luego llevada a su última morada.
En el ámbito judicial, el conductor Leonel Quiroga de 39 años de edad, fue formalizado por la Fiscalía argentina por los cargos de «homicidio simple» y «dolo», al conducir a alta velocidad y de manera imprudente por una zona conocida por su peligrosidad. El conductor podría enfrentar una pena de 25 años, trascendió en medios periodísticos argentinos. El año pasado, el 17 de febrero de 2017, en la curva del Yeso, un bus que venía del país transandino se desbarrancó con saldo de 19 adultos fallecidos.
Muchas han sido las secuelas que ha dejado el doloroso trance: Guillermo Olguín, hermano de uno de los profesores de la delegación que viajaba en el bus, denunció la desaparición de dos millones de pesos además de documentos personales, que personas inescrupulosas robaron como «buitres».
Otros familiares denunciaron que a algunos de los heridos, no les fue prestada la más mínima atención, al punto de que uno de los menores llegó a Pudahuel con la oreja derecha rota, «sin siquiera un parche curita».
En el hospital «Exequiel González Cortés» de San Miguel, se encuentra uno de los menores heridos y al decir de la directora de la instalación especializada en pediatría, María Begoña Yarza Sáez, el estado del niño es «estable». «Le hemos dado privilegio a su acompañamiento psicológico, no existe riesgo vital y está junto a sus familiares», comentó la médico de la Universidad de Chile.
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