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Beatriz Sánchez es una mujer de poder: “no seré un jarrón chino en el Frente Amplio”

En entrevista con Publimetro, la periodista y lidereza sabe el tamaño del compromiso que asumió al salir de su cabina de radio, para ir al encuentro de la gente en las calles de Chile.

Tranquila, en paz consigo misma y sin arrepentimientos. Así se define, hoy por hoy, la periodista y dirigente del Frente Amplio Beatriz Sánchez, a quien le faltó un «pichintún» para entrar a la segunda vuelta de las pasadas elecciones presidenciales y con ello, quién sabe si la historia hubiese sido otra.

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Otorgándose un necesario tiempo de reflexión y vislumbrar su futuro, Sánchez visitó la redacción de Publimetro para compartir con nuestros lectores sus puntos de vista sobre la actualidad nacional y muy especialmente sobre lo que será su papel en el Frente Amplio, conceptuado como la tercera fuerza política de Chile. «No tengo vocación de jarrón chino», dice entre risas. Y es que 1.336.824 chilenos y chilenas , esperan mucho de esta mujer de mirada limpia y entusiasmo desbordante.

¿Cuáles fueron las principales lecciones que le dejó la campaña presidencial a usted?

La principal enseñanza es que nos tenemos que sacar en Chile, el binominal de la Cabeza. Y todos, incluyéndome. Teníamos dos bloques que imponían su posición, su agenda y contenidos. Hoy día aparece un tercer bloque, que no es sólo un apoyo a una candidatura presidencial, sino un cuerpo de parlamentarios como el que no había, desde el retorno a la Democracia. Lo segundo es invitar a los chilenos para formar parte del Frente Amplio. Y ocupo, a propósito la palabra invitación, porque los invitamos a cambiar Chile, a mirar al país de una manera distinta, a perder temores. A que tengamos derechos y donde todo no puede ser comercio o negocio.

¿Y qué implica esa invitación?

A que podamos tener una democracia más profunda, y que podamos tomar decisiones en nuestra vida. Es la invitación a construir sobre éstas bases. Debemos definirlas, así como nuestro rol, que tiene que ver con una fuerza política nueva. Y a propósito utilizo la palabra fuerza política, fuerza social que no oposición política, porque no nos vamos a definir desde la oposición. Lo somos circunstancialmente, pero a largo plazo queremos seguir construyendo con las mismas bases que presentamos en la campaña.

Beatriz Sánchez (Camila M. Dobbs)

¿Usted puede definir al Frente Amplio?

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Recientemente lo hice y utilicé tres adjetivos: los medios sólo tomaron uno, el de «rebelde». Dije que el FA sería una fuerza política o de oposición constructiva, rebelde y alegre. Constructiva, porque nuestra propuesta no tiene que ver con negarle a alguien otra cosa. No nos vamos a definir por la negación a lo que haga el gobierno de Sebastián Piñera. Vamos a construir en el parlamento y en la calle.

Rebelde: porque siempre nos vamos a atrever a mirar fuera de la caja, desafiando al status quo. Insistir que las cosas pueden ser de otra manera que los liderazgos pueden ser distintos. Que la política tiene que ver con fondo y con forma. 

Y por último, alegre, ya que no vamos a estar en un rincón oscuro, haciendo política. Estamos contentos por lo que hemos hecho en apenas un año, que cumplimos el 21 de enero. Podríamos hablar desde la rabia y aglutinar a los que estamos descontentos. Hay parte de eso. Queremos ser parte de la esperanza, si queremos hacer una diferencia. 

¿Y sí se puede cambiar a Chile?

Recuerdo lo que decíamos en la franja electoral: «te van a decir que no se puede: claro que se puede con el poder de muchos». Ese es un desafío permanente: si algo aprendí en este tiempo de campaña electoral, que es como un intensivo, que la política es profundamente humana. Pero tiene los mismos claros y los mismos oscuros de la vida, en los trabajos, en la familia.  No hay un divorcio de la cotidiano.

La política tiene que ver profundamente con nosotros: si uno se queda sólo en lo oscuro, entonces te quedas a un lado. Creo que se explotan pocos los claros, se explotan mucho los conflictos. Parece que la polémica es lo único que construye en noticia y de repente se confunde con la política, que no es sólo partidos, no es sólo lo que pasa en el parlamento o en La Moneda. 

La política es lo que pasa todos los día en la calle. Cuando yo llegué, me encontré con muchos momentos duros, pero me conseguí con mucha gente que puso todo lo que tienen, generosamente, para cambiar las cosas. Lo he visto en el comando y en todas las fuerzas del FA.

Beatriz Sánchez (Camila M. Dobbs)

El FA parece muy heterogéneo, pareciera que no van a entenderse por la diversidad de agendas…

La política tiene mucho de discusión, de pasión y de confrontación. Con eso, no tengo ningún problema. Mi problema es cuando el poder se vacía, cuando la intención es tomar el poder por el poder mismo, cuando se va vaciando de sentido. Allí es donde hay que poner la alarma. En el FA, estamos claros, estamos en una búsqueda del poder en todas las instancias, en todas las elecciones que vienen. Pero, el poder para qué. Y esa segunda pregunta, no se puede olvidar nunca: ¿por qué queremos llegar a un municipio, a una futura gobernación regional, a la presidencia? Por qué, para qué. Eso es lo importante.

Ya no es la abanderada o candidata del FA. ¿Quién es ahora usted?

Soy Beatriz Sáchez, líder del Frente Amplio. Lo que pasa es que yo no creo en los status. Yo no creo que tengo una condición especial, que me hacer ir por la vida con un cartel que diga ex candidata. Uno lo es hasta un tiempito, más allá de las elecciones. Pero eso termina. Quiero volver a ser ciudadana, independiente, frenteamplista. No le hago el quite al liderazgo en el FA, porque soy una de las liderezas de la agrupación, pero no quiero quedarme en esa burbuja. No lo quiero para nada. Cuando era periodista, me dije que pasaría por la candidatura y que luego volvería a ser una ciudadana. Con todo lo que eso implica, ser parte de las voces del Frente Amplio. Pero quiero ver dónde puedo ser útil, dónde colaboro más en el proyecto. Eso es lo que me hace sentido a mí.

¿Tienes las mujeres del FA comunicación frecuente? A la distancia, pareciera que no…

Las mujeres del Frente Amplio nos comunicamos constantemente, y personalmente estoy proyectando y ayudando a apuntalarlo, en dos frentes: en el comunal de Ñuñoa y en el Frente Amplio Feminista. Allí nos encontramos con Pamela (Jiles), además de otras diputadas electas. La diversidad de estilos y formas, unas más extrovertidas, otras que son de regiones, otras de Santiago, otras de edades distintas, de procedencias distintas, todo eso enriquece a cualquier proyecto. 

A mí me molestaría que el Frente Amplio fuese uniforme: o como se le ha catalogado, que solo está compuesto por jóvenes universitarios. Me parece espectacular que la Pamela Jiles haya llegado al parlamento, porque le da un color y un sabor distinto. El parlamento no se parece mucho a los chilenos y a las chilenas. Hay legislaturas en las que hay personas de las mismas carreras, que estudiaron en los mismos colegios o universidades. 

En las redes sociales, pareciera que hay «estilos de estilos»…

Pero hoy día, gracias a la Pamela Jiles, a la Cata Pérez de 26 años y es de Antofagasta y es súper regionalista. O la Claudia Mix que viene de Maipú, que esté la Camila Rojas que hizo base de su campaña en San Antonio, donde hay un movimiento pescador, eso le da una diversidad que es súper deseable. Otra cosa son los personalismos: lo que yo creo es que nuestra forma de mirar es dejar espacio, para pensar y actuar, pero no queremos que todo sea perfecto y controlado. Vamos a tener discusiones internas y habrá roces internos, pero eso es parte de la política.

El mismo hecho de que yo fuese periodista y fuese candidata, fue muy sospechoso. La crítica a la profesión nuestra fue demoledora, lo cual no es casualidad. Además de que yo fuera de regiones, de que estudié en la Universidad de Concepción. Era un problema para la élite, pero yo iba por Chile y la gente se sentía orgullosa de que yo fuese de regiones. El parlamento debiera ser mucho más representativo de lo que es Chile.

Beatriz Sánchez (Camila M. Dobbs)

¿Ya vislumbró su futuro?

Estoy con cero ansiedad, mirando lo que viene. Estoy súper tranquila, en el proceso de masticar lo que pasó. Es tanta la intensidad de la pega, que de repente nos pilló ese 19 de noviembre, con una votación que no esperábamos, si bien ha podido ser más, pero por puro olfato, no teníamos las lucas para pagar un estudio. Era un misterio ver hasta dónde alcanzábamos. Fue un resultado electoral amplio, tanto por la candidatura, como por la bancada de diputados y el senador. Tienes que decantar las cosas y mirar dónde conectar con las personas. Tenemos que hacer una reflexión, pero de inmediato respondimos a la pregunta a qué estamos invitando a los chilenos.

¿Y para dónde va el FA?

Esto no es una carrera, como de locos. Tenemos que seguir construyendo. Tendremos un congreso a mitad de año, para establecer nuestras metas a largo plazo, cuáles serían nuestras acciones, cuál es la estructura que deberíamos tener hoy día. Queremos escuchar lo que está pasando en regiones, porque deseamos la más amplia participación. Que los parlamentarios se mantengan vinculados con su propio territorio. Que se mantenga la vinculación de la mesa directiva y las bases.  Esto no es una conversación entre nosotros, los del Frente Amplio. Esta es una conversación abierta hacia la ciudadanía. Cuando empezamos a proyectar todas esas líneas, me interesa que nunca dejemos de sentir la responsabilidad de lo que se obtuvo con la votación.

¿Estará usted al frente de una fundación o un centro de estudios políticos, sí o no?

Con lo de la fundación, evidentemente, tenemos una conversación abierta de muchas cosas. Todos los equipos de trabajo han sido súper generosos conmigo, todos están genuinamente preocupados de lo que quiero hacer yo. A todos les he dicho, tranquilos, quiero pensarlo bien, tomarme vacaciones y aprovechar de pensar y retomar a mi familia. Tengo que hacer una confesión: yo pasé muy pocas noches fuera de mi casa. Cuando ibas a regiones, desapareces de la prensa nacional. Todo era ir y volver, siendo muy agotador. Tenemos una página abierta, estamos viendo qué cosas nos hacen sentido y evidentemente no descartamos una fundación y por eso fue mi twitter. Jamás hemos hablado del nombre y me pareció curioso que alguien le pusiese un nombre, ni siquiera si va a ser una fundación o no. Hay varias ideas interesantes: tenemos varios centros de estudios que ya existen en los diferentes movimientos del Frente Amplio. 

¿Puede mencionar alguno?

Por nombrar uno, Izquierda Autónoma tiene a Nodo 21 que es muy conocido, que suma muchos de nuestros diálogos, en temas como educación y pensiones o trabajo. Es interesante mirar y que todos dialoguen, que se forme una red de trabajo. Hay muchas formas. Yo también quiero pensar en lo que quiero hacer. Cuando se señala en medios, que se estaba armando una fundación para agradecerme y para protegerme, como con una mesada por parte de los parlamentarios, no solo me cargó. Nosotros nunca hemos hablado con un parlamentario. Algo como eso sería muy incómodo. Las fundaciones no se hace por amistad, eso no me hace algún sentido. Puede ser una alternativa, a lo mejor no inmediata, puede tardar un año más.  Una fundación es interesante para desarrollar un programa. No es un tema que tengamos cerrado.

Una cosa es ser periodista y otra protagonista de la noticia. ¿Cómo la trató el gremio en la campaña?

Mas que el periodismo, no me gusta lo que pasa en los medios de comunicación de Chile. Ojo y yo ya era muy crítica, desde antes de asumir la candidatura. Yo siempre trabajaba en medios generalmente en medio que son disidentes, de lo que son la mayoría de los medios en Chile, que están muy concentrados y cada vez más. Entre un 80 y 70 % según análisis de Naciones Unidas. Hay una sola mirada en Chile respecto a cómo tienen que ser las cosas. Y eso es muy crítico para un país y para la Democracia. Hay un derecho humano, que es el derecho el acceso libre a la información. Y en Chile, no se cumple.  No porque haya mordaza, porque aquí hay libertad de expresión. La concentración de medios, hace que ellos instalen una agenda. Y es muy difícil sacudirse eso. Yo sabía eso y no era ingenua con respecto a eso. Mi mirada hacia los medios no era ingenua. Yo sé que todos los proyectos de cambio provocan algo en los medios de comunicación, que están por mantener el status quo. Son bastante conservadores y yo sabía a lo que me enfrentaba.

Algunos la caricaturizaron sin piedad…

No fue la caricatura permanente a lo que representaba el Frente Amplio. Lo que me preocupa es la escasez de mirada, para entender que haya liderazgos distintos. Yo decía algo y decían «no tiene liderazgo». No decía algo y luego decían «no tiene liderazgo». Está sola, le hablan en la oreja, dice lo que dicen los otros. El que uno sea mujer, que sea una afuerina, porque no venía desde las familias políticas tradicionales, era una descalificación permanente: no puedes, no sabes, estás acá fuera de lugar. Era una mirada que compartían sectores de la llamada derecha y de la centro izquierda.

Es duro enfrentarse a todo eso: no que caricaturicen lo que tu dices, sino a ti. Hay una fuerza mediática que dice que las cosas son de una sola manera. Pese a todo eso, las encuestas dijeron que estábamos fuera de la foto, y los medios repitieron como caja de resonancia sin siquiera cuestionarse y dando por cerrada la elección, yo repetía como un especie de mantra «ojo, afortunadamente la elección es el 19 de noviembre». Finalmente, la gente es mucho más sabia que lo que habían interpretado los medios, que lo que habían interpretado los columnistas, que lo que apareció en las portadas de los diarios. La gente escucha más de lo que los medios interpretan y yo me quedo con eso. 

¿Fue muy duro para usted?

La gente nos dio una votación que nosotros no esperábamos, quizás contagiados por lo que decían los medios. Las personas en la calle captaron que somos un proyecto alternativo, lo hicieron de forma mucho más real. Y eso forma parte de la crisis de las instituciones, si los medios son parte de la élite, de las instituciones. Hay una mirada crítica de la gente hacia los medios. Y la fila sigue: lo que pasa con Carabineros, con la iglesia. Cuando vas a intervenir en una candidatura presidencial, hay una radiografía de quién es la persona. Uno se expone y con eso no rengo problema. Lo que no me parece es que se prejuzgue antes de conocer. Sólo por las señales: «ah, es periodista. Ah, es mujer. Ah, viene de regiones. Ah, no ha estado nunca en esto. Entonces no sabe».

¿La gente quedó en segundo lugar, detrás de los indicadores económicos?

El lenguaje económico se ha comido a la política y yo me trato de zafar de eso. ¿Por que una familia cerca de Calama, al norte de Chile, tenga que reconocerse como no rentable, para que les instalen paneles de luz y puedan tener su refrigerador funcionando las 24 horas? Ellos mismos se reconocen como no rentables. Eso es tremendo.  La política no se trata de encajar un lenguaje económicos, se trata de un pacto social, que ver cómo queremos vivir y luego vienen los técnicos para decir este es el plan. Hoy día estamos viendo las cosas al revés. Y por eso la disidencia y la rebeldía del Frente Amplio, de volver a instalar con quiénes estamos. Que tenemos el derechos, como chilenos y chilenas, a soñar como queremos vivir, a participar en las decisiones de cómo queremos la vida. El cosismo ha reducido a la política. La cifra rebuscada, como si el candidato presidencial puede saber de todo. La candidatura se trata de capacidad de liderar equipos, de manejar momentos de crisis, de tener claro a dónde ir, de poder ir y encontrar acuerdos, ser ese puente, de nunca dejar la calle de lado. No se trata de quién sabe mas y tiene más doctorados, sin despreciar al conocimiento y a los que son técnicos.

Beatriz Sánchez (Camila M. Dobbs)

¿Cuáles son los desafíos de Chile hoy por hoy?

 

Veo a Chile en el mundo con muchos desafíos. Básicamente, hoy día estamos frente al fenómeno de la migración. Ojo y esto no es exclusivo de Chile. Ahora en el mundo hay 65 millones de personas que están en tránsito por distintas razones: políticas, económicas, guerras. Quizás se nos olvida esto, por un carácter medio isleño del chileno. La migración es parte de ese fenómeno mundial. Hemos respondido tardíamente a ese fenómeno, que ya está instalado. Hoy día, tenemos una ley muy antigua, del año 1975, una ley que tiene otra mirada, que es de seguridad nacional. Es una ley de la dictadura.

Hoy día, tenemos a una cantidad enorme de familias migrantes que vienen a instalarse en Chile y no por un ratito. Vienen a instalarse y a hacer vida en Chile. Están buscando trabajo, educación, salud, están pagando impuestos cuando normalizan su situación. Hay que darles una respuesta a todas estas familias. 

Hoy día hay mercado negro en el trabajo, claramente. Los chilenos reaccionan mal: «¿por que lo contratan a él y no a mí?», claro porque a uno le puedes pagar menos y a otro no, creando un grave desbalance. Si no buscamos una nueva ley, desde la perspectiva de los Derechos Humanos, que Chile ha firmado en acuerdos internacionales, esto va a ser un caldo de cultivo muy negativo o de enfrentamiento. Reaccionamos muy tarde acerca de lo que nos está pasando y de repente se nos olvida que estamos insertos en el mundo.

¿Cómo ve a Chile relacionándose con el Mundo?

Hoy día, básicamente, nuestras relaciones internacionales se basan en los tratados de libre comercio, en hacer negocios.  Yo no digo que no, pero no podemos seguir en esa línea. Las relaciones internacionales son mucho más que eso.  Cuando hablo de colaboración, no sólo quiero decir de intercambio entre universidades o ciencias. Tiene que ver este intercambio de personas que vienen a Chile. Tiene que ver con un diálogo con los países de donde vienen esos migrantes. Es una forma de ir anticipando lo que les pasa. Así empezamos a generar lazos, no sólo con nuestros vecinos, a largo plazo.

Yo me pregunto ¿podemos seguir gastando lo que gastamos en las Fuerzas Armadas, en un país que tienen tantas necesidades? También tiene que ver con cuál es el rol que queremos dentro de las propias FFAA. ¿Por qué terminamos en La Haya con varios países? Pudimos evitar llegar a un tribunal internacional y tratar de frenar con negociación, con diálogo, con relaciones políticas para evitar llegar a la situación más extrema que es estar en un tribunal internacional.

Muchas personas le han criticado su posición hacia el drama de Venezuela…

Yo fui clara en decirlo muchas veces, creo que no salió tan claro en los medios de comunicación. Dije que había una crisis institucional enorme en Venezuela, que era muy preocupante, que desde otros países la labor no era echarle más carbón al fuego, sino poder por delante una vía de diálogo para buscar una solución. A más problemas, más democracia. Yo particularmente, soy muy crítica al gobierno de Nicolás Maduro, pero finalmente la discusión era si es una dictadura o si no lo era. Esa no es la discusión de fondo. Lo sustantivo es colaborar para que se restablezcan todos los derechos en Venezuela, que la economía se mejore, para salir de esta crisis institucional. No hubo una defensa de Maduro, como se trató de instalar. No hubo estos son los buenos y estos los malos. No se trata de eso, si seguimos mirando esto en blanco y negro, cosa que favorece mucho a quienes instalan agendas sobre los conflictos.

¿Se alejará la gente del FA de la calle?

Dos días después de las elecciones, yo me junté con los parlamentarios electos y les dije si iban a tomar vacaciones. Me dio mucha alegría, cuando dijeron que ellos volvieron al día siguiente a agradecer a la gente, en las ferias y las plazas. No querían perder el contacto con la gente. Me dije qué bien se está acá. Ya se han juntado varias veces, para definir cuestiones domésticas para ver en qué comisiones querían estar, que es parte de la dinámica parlamentaria.

No estamos para decir si o no a lo que venga del gobierno del presidente Sebastián Piñera, sino para nosotros ir empujando los temas que nosotros propusimos al país y que fue parte de nuestro programa. En marzo, habrá una definición más clara, y allí diremos la bancada parte por esto.

¿Qué temas le conmueven más?

Personalemente, hay temas – país que me conmueven: las historias de la gente en materia de pensiones, salud y Sename. Si bien son temas de la agenda pública, no hay soluciones y hay que seguir empujando para eso. A mi me gustaría ver en el parlamento, una institución bien tiesa, que impusiéramos una regla de No a los privilegios. Aquí no nos venimos a chancear, aquí venimos a trabajar. 

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