El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, tiene una posición sobre los condones. Y lo mostró en un discurso la semana pasada dirigido a un grupo de trabajadores y en especial a las mujeres desaconsejando el uso de preservativos al «no ser placenteros» y recomendar en su lugar la píldora como método anticonceptivo.
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Para ilustrar su explicación frente a un público compuesto en su mayoría por mujeres, Duterte se metió en la boca un caramelo con su envoltorio de plástico.
«Tratad de coméroslo sin desenvolver. Así es usar condón», afirmó el líder filipino, que provocó carcajadas entre los asistentes.
La ONG Human Rights Watch, no tardó en responder y expresó su oposición a los comentarios de Duterte como un impedimento potencial para el progreso en la batalla global contra el VIH y el SIDA.
El investigador del Human Rights Watch dijo que era «irresponsable que el presidente filipino minimice la importancia de los condones en un momento en que Filipinas está experimentando la epidemia de VIH de mayor crecimiento en Asia». Mientras en la mayoría de países del mundo están remitiendo los contagios de VIH en Filipinas ocurre todo lo contrario, con 9.217 nuevos casos en los primeros diez meses de 2017 -último dato disponible-, que contrastan con solo 147 registrados en todo 2001.
«En lugar de criticar los condones como un inhibidor del placer, Duterte debería tomar medidas significativas para proteger la salud de los filipinos al respaldar los cambios de política necesarios urgentemente para ampliar el acceso y el uso de condones en Filipinas», dijo Conde.