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Donación de órganos: Lo parecido de las leyes de Holanda y Chile

A pesar de que se encuentran a más de 11 mil kilómetros de distancia, ambos países tienen algo muy parecido: su ley de donadores.

Ser donador de órganos en Chile es muy fácil, ya que todos los mayores de 18 años se convierten en donantes universales.

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Además, la condición de recibir o donar órganos es independiente a la previsión de salud que tenga el paciente.

Sin embargo sólo 10 de cada millón de habitantes llegan a donar sus órganos. Y a pesar de que esta es una cifra histórica, que presenta un aumento de un 55% de donantes desde 2009, casi dos mil personas se encuentran a la espera de un órgano en el país.

Por su parte, Holanda pasa por una sequía de donantes de órganos, muestra de ello es que sólo en 2015 fallecieron 132 pacientes a la espera de un trasplante.

Para palear esta deficiencia el gobierno holandés convertirá a todos los ciudadanos en donantes, a no ser que registren explícitamente su rechazo. La medida comenzará a regir desde 2020 y supone un gran avance para diversas organizaciones holandesas.

Separadas al nacer

Esta ley es muy parecida a la chilena, ya que en ambos casos se debe presentar una negativa escrita si no se quiere ser donante, y si existen dudas la familia es quien debe decidir.

Así lo explica Javier Dominguez, profesional de la universidad Católica y miembro de la Sociedad Chilena de Trasplante. «Existe una negativa de entre 30% y 40% de las familias consultadas por esas dudas, pero ningún médico puede intervenir un cuerpo sino hay permiso de los parientes», aclara.

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«Todos somos donantes a menos que uno diga lo contrario. El problema mayor no es la negativa familiar, el gran problema en este país sigue siendo la poca detección de posibles donantes. Al año nuestra red detecta cerca de 300 personas que podrían haber sido donantes y sus familias no fueron siquiera consultadas», explica el profesional.

Llamado a donar

«Nací con una enfermedad congénita en la válvula aorta, en vez de tres mini válvulas tenía dos. A los siete días de nacido me operaron y me hicieron una corrección, con eso viví hasta el 2003», cuenta Felipe Donoso (27), quien vivió en carne propia la espera de un donante.

Le hicieron un intercambio extraño: reemplazaron su válvula por una de sus pulmones y en lugar de esa insertaron la de un donante.

«Nunca he sabido quién fue esa persona, finalmente a uno le salvan la vida. A mí me cambió la vida. A los familiares que niegan la opción yo les digo que lo más importante es el respeto y si el familiar quería ser donante su decisión debe ser respetada», expresa.

 

 

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