Tres horas duró la reunión que sostuvo José Andrés Murillo, denunciante de los delitos que cometió el sacerdote pederasta Fernando Karadima, y Jordi Bertomeu, el oficial de la Congregación para la Doctrina de la fe, encargado de llevar a cabo las conversaciones luego que el monseñor Charles Scicluna fuese operado esta mañana por complicaciones en la vesícula.
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Respecto a la reunión, Murillo afirmó que en la instancia»conté el proceso que vivimos con Errázuriz, Ezzati y Barros. De cómo la Iglesia que nos cerró las puertas sistemáticamente»
«La iglesia al fin abre una instancia para que nosotros podamos ser escuchados, contar lo que vivimos y sentir que se están tomando las cosas en serio respecto a lo que tiene que ver con el abuso y el encubrimiento, y las dinámicas de poder que han marcado el caso Karadima y el caso Barro y los obispos a cargo, que no han hecho lo que se ha tenido que hacer«, sostuvo en relación a la investigación mandatada por el Papa Francisco.
«Sentirse escuchados, en un ambiente así de acogedor y de confianza nos hace sentir que estamos ante un proceso serio y que esperamos que pueda seguir escalando y que va a tener las consecuencias necesarias», afirmó José Andrés Murillo, denunciante de Karadima.
Respecto al reemplazo del arzobispo Scicluna por el sacerdote Bertomeu, afirmó que «lo que pudimos percibir es que el monseñor Scicluna y el padre Bertomeu son un equipo bastante cercano y que trabaja con la misma mano, así que pareciese que no hay cambio».
«Confío en que van a llevar la información al Vaticano y le entregaran los resultados a quienes corresponda», agregó Murillo y descartó solicitar juntarse con el arzobispo Scicluna una vez que este sea dado de alta.
