Con narraciones estrujantes de vidas perdidas y seguridad robada, estudiantes con voz quebrada y padres temblando de ira exhortaron el miércoles al presidente Donald Trump a que deje a un lado la política y proteja a los alumnos estadounidenses del azote de la violencia con armas. El mandatario escuchó atentamente mientras las emociones se hacían sentir en la Casa Blanca.
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El gobierno busca mostrar determinación contra la violencia generada con armas después del tiroteo de la semana pasada en Parkland, Florida, en el que murieron 17 personas y tras el cual se desató un creciente clamor por un mayor control de las armas de fuego.
El mandatario escuchó atentamente mientras las emociones se hacían sentir en la Casa Blanca, y prometió tomar medidas, como la posibilidad de dar armas de fuego a los maestros.
Trump prometió ser “muy firme en las verificaciones de antecedentes”, y añadió que “vamos a hacer muchas otras cosas”.
Frente a él estaban familias dolientes que intentaban hallar respuestas. Pocos hicieron sugerencias concretas, pero algunos hablaron en favor de elevar la edad mínima para poder adquirir armas de asalto.
Samuel Zeif, estudiante en Parkland, dijo que ha oído de jóvenes de 15 años que adquieren fusiles. Cary Gruber, padre de un alumno de la misma ciudad, le rogó a Trump: “No es cuestión de izquierda o derecha”, y añadió: “Si no puedes comprar una cerveza, no deberías poder adquirir un arma de fuego”.
Trump, firme partidario del derecho a poseer y portar armas, de todas formas ha dado indicios en los últimos días de estar dispuesto a sopesar ideas que no se ajustan a la ortodoxia de la National Rifle Association )organización que defiende los derechos respecto a las armas), incluidas las restricciones de edad para adquirir armas de asalto. Los propietarios de armas forman una parte crucial de su base de seguidores.
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Más de 40 personas se reunieron en el Comedor de Estado. Entre el grupo había seis estudiantes de Parkland, incluida la presidenta de la sociedad de alumnos, acompañados por sus padres. También estaban Darrell y Sandra Scott, cuya hija fue asesinada en Columbine, Colorado, y Nicole Hockley y Mark Barden, que perdieron hijos en el ataque contra la primaria de Sandy Hook, Connecticut. También había alumnos y padres del área de Washington.
Julia Cordover, presidenta de la sociedad de alumnos en la secundaria Marjory Stoneman Douglas, le dijo entre lágrimas a Trump que fue “lo suficientemente afortunada de poder llegar a casa desde la escuela”.
“Confío en que usted hará lo correcto”, agregó.
No todos los estudiantes afectados por la balacera acudieron a la Casa Blanca.
David Hogg, que ha sido uno de los alumnos que ha pedido activamente la implementación de un control de armas, fue invitado pero declinó, dijo su madre Rebecca Boldrick.
“Su argumento fue que (Trump necesita) venir a Parkland; nosotros no vamos a ir para allá”, señaló.