Los orígenes de Meghan Markle, actriz estadounidense y prometida del príncipe Harry, no dejan de ser tema para la conservadora sociedad británica.
Sin embargo, el pasado lunes 12 de febrero el tema superó todos los límites luego que llegara una carta racista con un polvo blanco a Kensington Palace dirigida a la estadounidense.
En un comienzo se pensó que la sustancia que contenía la misiva, que no alcanzó a ser recibida por la futura esposa del hijo de la princesa Diana, se trataba de ántrax. Más tarde, luego de los análisis respectivos se confirmó que el polvo era inofensivo, de acuerdo con The Telegraph.
Tras descartar el peligro, la policía de Londres, Scotland Yard, comenzó una investigación en el marco de un «crimen de odio racista» para dar con los responsables del hecho.
Se investiga si el hecho tiene relación con un extraño paquete con características similares enviado a la ministra del Interior, Amber Rudd.
El hecho que afectó a la pareja real ocurre a tan sólo unos meses que se realice la boda en la St. George’s Chapel, ocasión en que ambos se verán expuestos al público.
