No es tan frencuente que personas de 80 o 90 años de edad conserven la misma memoria aguda que personas varias décadas más jóvenes. Hoy los científicos están echando un vistazo a los cerebros de estos «superancianos». La idea es descubrir el secreto.
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La investigación es el revés de la búsqueda decepcionante de drogas para combatir o prevenir el mal de Alzhéimer. En lugar de ello, «¿por qué no averiguamos qué se necesita para optimizar nuestra memoria?», dijo la neuróloga Emily Rogalski. Ella es directora del estudio sobre los superancianos en la Universidad Northwestern de Chicago.
En la mayoría de la gente, ciertos tipos de memoria pierden gradualmente su agudeza. Entre otras razones, ello se debe a que se reduce el tamaño de distintas áreas del cerebro. Este proceso es mucho más lento entre los superancianos.
El reto principal para la memoria: escuchar 15 palabras sin relación entre sí y media hora después recordar al menos 9. Esa es la norma para los que están en la cincuentena, pero el común de los octogenarios recuerda 5. Algunos superancianos recuerdan todas
Adicionalmente, las autopsias de los primeros superancianos que fallecieron durante el estudio también revelaron claves. Mostraron que sus cerebros conservan una cantidad mucho mayor de un tipo especial de neurona. Ellas se ubican en una región profunda que es importante para la atención. Así lo explicó Rogalski, en una reunión reciente de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia.
Estos adultos mayores son «algo más que una singularidad o una rareza», explicó la neuróloga Molly Wagster, del Instituto Nacional sobre el Envejecimiento. Dicha institución financia el estudio. «Existe la posibilidad de aprender muchísimo y aplicarlo al resto de la gente. Incluso a los que podrían estar en camino de algún tipo de enfermedad neurodegenerativa», estimó.
¿Qué significa ser un superanciano?
Estar en esta categoría, según los expertos, implica tener un cerebro joven en un cuerpo mayor de 80 años. El equipo de Rogalski ha sometido a más de mil candidatos a una batería de análisis y apenas el 5% aprobó. El reto principal para la memoria: escuchar 15 palabras sin relación entre sí y media hora después recordar al menos nueve. Esa es la norma para los que están en la cincuentena, pero el común de los octogenarios recuerda cinco. Algunos superancianos recuerdan todas.
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«Esto no significa que uno sea más inteligente», dijo el superanciano Bill Gurolnick, quien cumplirá 87 años en marzo y participa del estudio desde hace dos años.
Tampoco puede atribuirlo a genes protectores: su padre contrajo alzhéimer apenas pasados los 50. Cree que su memoria estelar se debe a que se mantiene ocupado. Anda en bicicleta, juega al tenis y el vóley acuático. Tiene una vida social con almuerzos y reuniones periódicas de un grupo de hombres cofundado por él.
«Sin duda es un factor crucial para mantener la agudeza mental», dijo Gurolnick, que venía de jugar su partida habitual de gin rummy.
Los superancianos de Rogalski tienden a ser gente extrovertida con fuertes redes sociales, pero aparte de eso provienen de todos los sectores y es difícil encontrar en ellos un rasgo común que explique su salud mental. Algunos fueron a la universidad, otros no.
Otros tienen un coeficiente de inteligencia elevado, en otros es normal. Algunos han sufrido traumas enormes, como un sobreviviente del Holocausto; hay fanáticos de la salud y fumadores; abstemios y los que disfrutan de una copa antes de ir a dormir.
Pero en lo profundo de sus cerebros encuentra algunas pistas de por qué los superancianos resisten mejor que otros los estragos del tiempo.
Poderosas neuronas
Los escaneos cerebrales muestran que en el superanciano, la corteza -la estructura exterior del cerebro que es crucial para la memoria y otras funciones-es mucho más gruesa que lo normal para una persona de su edad. Parece la corteza de una persona sana entre los 50 y los 70 años.
No está claro si se trata de un rasgo innato, pero el equipo de Rogalski encontró otra explicación posible: la corteza del superanciano no se reduce con la misma rapidez. En un mismo lapso de 18 meses, los octogenarios normales sufrieron el doble de reducción.
Otra pista: la región de la atención en lo profundo del cerebro es más grande en los superancianos. Las autopsias mostraron que esa región estaba atestada de neuronas largas, delgadas e inusualmente grandes, de un tipo especial y poco conocido llamadas neuronas de von Economo, que se cree cumplen un papel en los procesos y la conciencia social.
Los superancianos tenían entre cuatro y cinco veces más neuronas de ese tipo que el octogenario típico, dijo Rogalski, incluso más que el común de los adultos jóvenes.
«Viven mucho tiempo y viven bien», dijo Rogalski. «¿Hay cosas modificables en las que podamos pensar hoy, en nuestras vidas cotidianas», para lograr lo mismo?