Una madre desesperada, droga y una sentencia de muerte, estos son los elementos que contiene la historia de Víctor Parada, un boliviano de 30 años que fue condenado a pena de muerte en Malasia por ingresar 450 gramos de cocaína en su estómago.
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Proveniente de Mineros (Bolivia), Parada se erradicó en España de manera ilegal llevado por su madre en 2002 en busca de «mejores oportunidades», según explica Silvia Vargas, la madre del joven, a BBC Mundo. Debido a su estatus fue deportado a su país natal tras la tercera revisión de papeles a cargo de la policía.
Allá trabajó como carpintero, en la zafra en un ingenio azucarero y como soldador además de tener un hijo. Sin embargo, luego de un accidente donde perdió dos dedos de su mano derecha todo se volvió más difícil.
Viaje de «negocios»
En octubre del 2013 Parada decidió emprender un viaje que calificó como de «negocios» al país oriental, tres días después Silvia se enteró que había sido arrestado por drogas.
La mujer desconoce los motivos que llevaron a su hijo a cometer el delito, pero presume que la deuda a un prestamista africano y la falta de dinero para pagarla podría haber sido la razón, según narra al medio.
Silvia se comunicaba con el esporádicamente cada tres meses. En diciembre viajó a Malasia para testificar en el juicio y pudo estar con el breves minutos, tras eso la última vez que supo de él fue el 5 de enero cuando la llamó para contarle que fue sentenciado a muerte.
Tras esto, la mujer desesperada recurrió a las autoridades bolivianas que respondieron de manera positiva a su llamado. El domingo la Cancillería anunció que la encargada de negocios boliviana en Japón irá a Malasia para apelar a la resolución y buscar con los abogados soluciones jurídicas recoge BBC Mundo.
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