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¿Rechazas los malos olores?: Entonces tienes tendencias autoritarias y de extrema derecha

Las personas más sensibles ante los malos olores corporales parecen preferir a los dirigentes considerados “autoritarios”, como Donald Trump

Un estudio  publicado este miércoles en Royal Society Open Science,  sugiere que  la reacción de una persona a los olores revela sus inclinaciones políticas. El estudio es el resultado de tres encuestas por internet, entre ellas una llevada a cabo con ciudadanos estadounidenses en octubre de 2016, poco antes de las elecciones presidenciales en las que Trump ganó frente a Hillary Clinton.

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Los científicos sugieren que las actitudes autoritarias pueden estar parcialmente enraizadas en el impulso biológico para evitar contraer enfermedades de personas desconocidas, de esta forma, las personas que tienen una mayor tendencia a voltear la nariz ante el olor a orina, sudor y otros olores corporales tienen más probabilidades de tener actitudes autoritarias de derecha.

«Lo que observamos es que la gente más sensible al olor corporal tenía mayor disposición a votar por Donald Trump. Y nos pareció interesante, porque Trump habla a menudo de cuánto le disgusta la gente diferente de él. Cree que las mujeres son repugnantes y que los inmigrantes contagian enfermedades, y lo menciona a menudo en sus discursos. Eso encaja con nuestra hipótesis de que sus seguidores se asquearían con la misma facilidad», aseguran los investigadores.

El asco es una emoción básica que nos ayuda a sobrevivir. Cuando la gente está asqueada, arruga la nariz y entrecierra los ojos, básicamente disminuyendo su percepción sensorial del mundo. En esencia, el desagrado es una protección contra las cosas que son peligrosas e infecciosas, cosas que queremos evitar. Los investigadores tenían una teoría de que habría una conexión entre los sentimientos de disgusto y cómo una persona desearía que la sociedad se organizara. Los científicos pensaron que las personas con un fuerte instinto para distanciarse de los olores desagradables también apostarían por una sociedad donde los diferentes grupos se mantuvieran separados.

Para demostrar su hipótesis, los científicos se basaron en un “indicador de rechazo de los olores corporales” creado recientemente.

También disponían de una escala para medir “el autoritarismo de derechas”, que evalúa las tendencias de las personas a actuar de forma convencional, a aceptar la autoridad y a mostrarse a favor de políticas hostiles hacia grupos considerados como marginales o amenazadores para los valores tradicionales».

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