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Estas son las cinco aberraciones que todavía tienen que soportar las chilenas por ser mujeres

Si bien ha habido importantes avances, la igualdad de género sigue siendo una materia pendiente, y es que la discriminación contra la mujer aún queda patente en todas las esferas de la sociedad chilena

Mujeres con más educación que los hombres, pero sueldos muy inferiores, y con muy poca presencia en cargos políticos  son sólo algunos de los desafíos pendientes que dejan en evidencia que aún queda camino por recorrer para “emparejar la cancha”, de manera que hombres y mujeres puedan contar por igual los mismos derechos y oportunidades.

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>Destacamos algunas de las aberrantes falencias en Chile para que las mujeres puedan alcanzar la igualdad:

1-Los planes de salud de las Isapres para las mujeres

En las Isapres existe un trato desigual hacia las mujeres, situación que se traduce en barreras al ingreso, mayores costos y restricciones al uso de prestaciones. De esta forma,  la variable género opera contra la mujer, encareciendo su plan de salud y adjudicándole exclusivamente el costo de la reproducción, cuestión que debiera ser de interés y responsabilidad social y no sólo de la madre.

Los planes de salud de las Isapres penalizan a las mujeres en edad fértil, subiendo el precio para ese tramo y que suponen que sólo el género femenino debe hacerse cargo de los costos asociados al embarazo y el parto

Según un estudio de la Superintendencia de Salud, que analizó con enfoque de género el sistema de aseguramiento privado, hasta un 66% más paga una mujer de 35 años, sin cargas, por su plan de salud de isapre versus un hombre de la misma edad y en igualdad de condiciones. Esto supone que un hombre de 35 años tiene una cotización pactada que promedia los $ 61.273 mensuales por un plan individual. En cambio, una mujer de la misma edad desembolsa al mes $ 102.106, es decir, más del doble, por el mismo tipo de contrato.

2-La maternidad castigada

La maternidad, una temática muy valorada en el discurso, puede convertirse en una traba o en un motivo de discriminación y malos tratos respecto de las trabajadoras.

En las empresas, la función materna y el rol de cuidadora de los hijos menores de las trabajadoras son vistas muchas veces como una interferencia negativa en el desempeño laboral, lo que se traduce en prácticas discriminatorias y/o malos tratos respecto de ellas.

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La extensión del postnatal a seis meses por ejemplo, pareció un avance importante para proteger la maternidad.  Sin embargo, la legislación chilena tiene varios puntos pendientes respecto a esta materia y es que no ve la maternidad como un beneficio social, lo que hace que la mayoría de los niños nazcan sin que sus madres tengan acceso al subsidio de pre y postnatal y al mismo tiempo se les prohíba trabajar para mantenerlos, ya que no todas las mujeres chilenas cumplen con los requisitos para poder ser beneficiara de esos subsidios.

La ley de sala cuna es otro ejemplo de que los avances hasta el momento no son suficientes, y es que en virtud de esta legislación, se reconoce únicamente a la mujer como responsable del cuidado de los hijos. Así pues, deja por fuera de manera implícita el rol del hombre y la forma como éste se involucra en el cuidado y crianza de sus hijos, dando por hecho que la responsabilidad del cuidado de los hijos corresponde sólo a la madre.

Además  algunos empleadores restrinjen el número de empleadas que contrata para de esta forma verse legal y automáticamente relevados de su obligación de pagar por servicios de sala cuna. Si es un hombre quien lleva la responsabilidad del cuidado y crianza de los hijos;, no podrá disfrutar del beneficio de sala cuna.

3-¿Derechos reproductivos?

En Chile el Tribunal Constitucional dio luz verde al proyecto de ley de aborto en tres causales, lo que supone un gran avance con respecto a otros países en los que todavía se prohíbe el aborto en toda circusntancia, sin embargo, y como en otros países latinoamericanos, como en Uruguay, donde está despenalizado totalmente el aborto o en Argentina, donde actualmente están debatiendo en el Congreso sobre el aborto libre, en Chile falta plantear esta misma demanda, que permita a las mujeres decidir sobre sus cuerpos y liberarse del espacio de maternidad obligatoria al que han sido confinadas por el Estado.

La despenalización del aborto en tres causales resulta un avance menor frente a la realidad nacional en materia de aborto, en tanto abarca solamente al 3 por ciento de las mujeres que actualmente se someten a esta práctica, desde el momento en existe un acceso diferencial a la planificación familiar, según señalan varias organizaciones feministas.

El “informe sombra” de Chile cita un estudio realizado por la Universidad de Chile en el que se muestra que una de las principales causas del aborto es la económica. “Un 30% del total de las encuestadas señala el problema económico como razón para haber optado por la práctica del aborto clandestino. Además, el estudio señala el predominio de las encuestadas caracterizadas con baja tasa de escolaridad e incluso analfabetismo, una mayor inserción en el mercado informal o en el ámbito doméstico o como asesoras del hogar”.

De esta forma, son las familias pobres quiénes se ven más afectadas con la llegada de un nuevo hijo que implica un gran costo en términos socioeconómicos, por el contrario, las mujeres de clases más acomodadas tienen acceso a la anticoncepción moderna en clínicas privadas y controlan de modo efectivo la natalidad.

4-La brecha salarial

En nuestro país, la participación femenina en el mercado de trabajo asciende a cerca del 49%, pero nos encontramos muy alejados de los primeros lugares en temáticas relacionadas con la brecha salarial. En el mundo, el hombre gana un 23% más que las mujeres, mientras que en nuestro país la cifra alcanza a cerca del 32%, una cifra alarmante que posiciona a nuestro país en el quinto lugar con mayor brecha de genero según la OCDE.

Además, según ONU Mujeres, al planeta le tomarán 70 años llegar a cerrar la brecha salarial, teniendo en cuenta que también se concede una remuneración diferente en el mismo puesto de trabajo, por ejemplo a una docente mujer y un docente hombre con igual calificación, experiencia y responsabilidades.

A esto hay que añadirle la exclusión de las mujeres de altos cargos de toma de decisiones, que va mucho más allá de la representación política. Comparativamente se advierte mayor presencia de mujeres en cargos directivos en el servicio público (34,1%) que en el sector privado empresarial(menos del 5% en sector minero, celulosa, salmoneras, financiero y retail).

En cada sector las mujeres suelen ser relegadas a las posiciones de poder menos relevantes. De la misma forma, existen ciertos ámbitos donde las mujeres están completamente ausentes en cargos de responsabilidad directiva (Banco Central, Presidencia de la Corte Suprema, y presidencias y gerencias generales de sectores productivos salmonero, celulosa, financiero y minero).

5. Violencia de género

En Chile aún no se acuña el término violencia de género en leyes ni políticas públicas como tal, sin embargo, existen diversos indicadores que establecen que mayoritariamente son las mujeres quienes son víctimas de ésta forma de agresión.

Se carece de una ley de violencia de género efectiva, de esta forma, existen formas de violencia sexual que aún se encuentran insuficientemente documentadas o sancionadas.

Las mujeres, por el mero hecho de ser mujeres, viven diversas formas de violencia de parte de sus parejas o su entorno, que van desde los insultos, el acoso callejero o laboral hasta la agresión física, pudiendo llegar al femicidio, la forma más violenta de violencia de género.

Según la cifra que dio a conocer el Ministerio de la Mujer y Equidad de Género, durante este año hubo 41 femicidios, siete casos más que los 34 registrados en 2016. Además hubo un total de 109 femicidios frustrados, es decir, agresiones que no terminaron con la muerte de la víctima.

En la Cámara de Diputados se inició la discusión en particular del proyecto de Ley sobre el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia, ya que la legislación chilena hasta el momento, fragmenta la violencia contra las mujeres, dejándola únicamente en el ámbito familiar.

Esa ampliación de la ley contra el femicidio, se busca sancionar y erradicar la violencia intrafamiliar, en todas las formas y manifestaciones de violencia que se ejercen dentro del espacio doméstico, de las familias y de las relaciones de pareja, y otorgar protección efectiva a quienes la sufren, independiente si se está casada, conviviendo o pololeando con la persona.

Por otro lado, el acoso callejero es otra de las problemáticas que busca abordar este proyecto de ley y que hoy no está sancionado. La ley establece que se multe desde cinco a diez unidades tributarias mensuales a quienes capten imágenes, videos o cualquier registro audiovisual del cuerpo o alguna parte del cuerpo de otra persona, sin su consentimiento y con fines primordialmente sexuales.

Según datos del Observatorio contra el Acoso Callejero del 2015, 3 de cada 4 personas han sufrido acoso sexual callejero en Chile, en los últimos 12 meses. Es decir, un 75% de la población. En el caso de las mujeres, la cifra llega al 85% y en hombres, al 55%14.

 

 

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