Ni en el más loco de los sueños, ni en la más nefasta de las pesadillas personales o colectivas, un ciudadano de Chile no puede entender la economía sin la omnímoda y protectora presencia del cobre, el metal rojo.
Pero destapemos la Caja de Pandora, echemos la mirada por ese supuesto negado, de la mano de dos catedráticos universitarios y si bien es algo difícil de sobrellevar ese ejercicio de «ciencia ficción», Chile siempre tendrá de qué echar mano para salir adelante y sobrevivir.
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Sin norte grande
«Sin dramatismo algo, pero un Chile sin cobre significaría la desaparición del norte de nuestro país, tal y como lo conocemos hoy. No existirían Atacama o Antofagasta». Esta afirmación pertenece al profesor Tomás Flores, profesor de la Universidad Mayor y ex subsecretario de minería en el primer gobierno de Sebastián Piñera.
No es la primera vez que Chile experimenta cataclismos financieros y Flores recuerda lo sucedido con las salitreras en el siglo XX. «El cobre representa el 15 % de la producción total de Chile, pero muchas actividades de servicios existen ya que están asociadas a la existencia de la minería. Sumando ambas, la pérdida neta sería de un 25 % del total general de la producción del país, y del 50 % del total de las exportaciones», explicó Flores.
Un Chile sin cobre, a juicio de Flores, supondría un tipo de cambio alrededor de los 1000$ por dólar, con lo cual se llevaría adelante un «rearmado», un impulso al potencial exportador de otro sector clave, como el de los alimentos.
Actores insurgentes
Por su parte, Alejandro Alarcón, profesor de la Facultad de economía y negocios de la Universidad de Chile, asegura que un Chile sin cobre significaría el surgimiento del protagonismos para otras fuerzas. «Históricamente, cuando el cobre va arriba, la economía también se dispara y viceversa. En la última desaceleración de la pronunciada de la economía, durante el gobierno de la presidenta Bachelet, el mundo y el cobre se recuperaron, pero otras fuerzas se mantuvieron deprimidas, como servicios, manufacturas, construcción. La economía apenas está despertando».
Para Alarcón, un Chile sin cobre «es imposible. Eso será hasta el fin de los tiempos. Pero tendremos un plus con otros sectores, como la agroindustria, la manufactura y los servicios. Todos esos sectores necesitan del impacto de las tecnologías».
Correcciones necesarias
A horas para la toma de posición de Sebastián Piñera, Alarcón observa signos positivos, tanto de la inversión como del consumo. «Yo estoy prediciendo que se va a producir una corrección al alza del PIB, con un mucho mejor desempeño de la economía en el segundo semestre del año», comenta el académico, quien apunta a un 5 % de crecimiento este año en el PIB.
Recordó Alarcón que la demanda de cobre se está diversificando, no sólo en las cuestiones estructurales, sino en los autos y otros bienes.
Lo cierto es que el cobre sigue y seguirá presente en el futuro de Chile. La pesadilla de no tenerlo como protagonista de las finanzas nacionales, sigue lejana en el tiempo.