El presidente Vladimir Putin parece haber convencido a los rusos de que es indispensable e irremplazable.
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En palabras de su vicejefe de gabinete, Vladimir Ostrovenko, "si no hay Putin no hay Rusia".
¿Pero cómo logró el delfín de Boris Yeltsin (el primer mandatario ruso tras la caída de la Unión Soviética) llegar a este punto? ¿Cómo pasó Putin de ser un oscuro agente de la KGB a ser el hombre más poderoso de Rusia?
En el siglo XXI el país sólo ha tenido una figura dominante. Putin ha sido primer ministro (1999), presidente (2000-2008), otra vez premier (2008-2012), reformó la Constitución para extender de cuatro a seis años el mandato de los jefes de Estado y regresó a la presidencia en 2012.
Es uno de los líderes rusos que más tiempo ha estado en el poder. Y es probable que continúe en el Kremlin hasta 2024, ya que todo apunta a que será reelegido en los comicios de este domingo.
En BBC Mundo te explicamos los factores clave que determinaron el ascenso político de Putin, a quien algunos ya llaman "el nuevo zar de Rusia".
1. Gran ambición
Vladimir Putin fue criado junto a sus dos hermanos en un humilde apartamento compartido con otras dos familias en su ciudad natal de Leningrado (hoy San Petersburgo) durante la posguerra. Vivió en la misma habitación que sus padres hasta los 25 años.
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En Rusia afirman que sufrió la pobreza y la escasez de alimentos, pero que aun así desarrolló una gran ambición por triunfar.
El joven Putin estudió leyes en la Universidad Estatal de San Petersburgo y, luego de graduarse en 1975, se enroló en la KGB, su primer escalón hacia el Kremlin.
2. Presidente por sorpresa
El 31 de diciembre de 1999, el presidente Boris Yeltsin, quien por entonces enfermo, anunció su repentina renuncia.
Con inteligencia, Putin ya se había posicionado políticamente para ser el primero en la línea de sucesión y asumió como mandatario interino, cargo en el que fue ratificado con su victoria en las elecciones presidenciales de marzo de 2000.
Los oligarcas que habían tomado control de la economía gracias a la liberalización impulsada por Mijaíl Gorbachov ("Perestroika") en el último tramo de la Unión Soviética y los reformistas que respaldaban a Yeltsin se mostraron complacidos con el nuevo jefe de Estado: creían que este personaje salido de las sombras sería maleable.
Sin embargo, con el tiempo se darían cuenta de que estaban equivocados.