Ayer martes en la mañana trabajadores del sindicato Sin Trabas, que reúne a 200 conductores que trabajan en servicios de Renca, decidieron parar sus funciones provocando un verdadero caos entre los pasajeros de esa comuna.
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A las 07:00 llegaron a protestar al terminal único para los recorridos 408, 410 y sus variantes expresas para exigir más seguridad.
Para Héctor Silva, presidente de Sin Trabas, la lucha era justa: reclamaron para disminuir los asaltos a los conductores, el ataque con piedras y para mover el terminal único, ubicado en la calle Topocalma de Renca, al depósito que tiene Alsacia en esa misma comuna en Condell 1570. ¿La razón? El punto de llegada y salida es simplemente la calle, la que además se torna insegura tanto en la madrugada como en la noche por problemas de delincuencia.
Desde Alsacia, el operador responsable de este recorrido, informaron que «se ha estado trabajando con la Dirección de Transporte Público Metropolitano (Dtpm), Municipalidad de Renca y Carabineros para encontrar una solución al problema».
Asimismo, sostuvieron que se aplicó un plan de contingencia para mitigar los problemas de traslado de pasajeros. Pero lo cierto es que fue el respaldo de taxis colectivos y la disposición de buses municipales los que ayudaron en gran parte a ofrecer una salida a los renquinos.
Visión de expertos
Este paro es una señal de lo peligroso que resultaría, según expertos, detener la licitación del Transantiago que este martes recibió luz verde para continuar, al menos de manera parcial. Ello pues una de las empresas que se iba era Alsacia, pero si el concurso se detiene, teóricamente tendría que quedarse.
Así al menos lo precisa Guillermo Muñoz, ex director de la Dtpm. «Lo hemos dicho varias veces: uno de los riesgos de no licitar es es que las negociaciones se hagan con operadores que no van a presentar mejoras al sistema y que van a tener un poder muy fuerte para llegar a un acuerdo», reflexiona.
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El profesor Franco Basso, ingeniero con un doctorado en Transporte y miembro del Observatorio de Movilidad Urbana de la Universidad Diego Portales explica que si bien es posible negociar con otros operadores, en la práctica resulta difícil.
«En el caso de no licitar, habría que generar un contrato corto, de un año o dos, hasta que se decida llamar a un concurso. Con eso, una empresa cualquiera no va a querer financiar buses nuevos o de calidad por un período tan pequeño». Según él, esta sería la razón por la que a todas luces se habla que la tendencia natural sería sentarse a negociar con Alsacia
En ese sentido sentencia que «lo que muy probablemente diga Alsacia es que seguirá operando, pero con el mismo material rodante y con las mismas condiciones que ha ofrecido hasta ahora».
Por eso, para refuerza las críticas recordando que «esta compañía fue una de las peores evaluadas».