El general Hermes Soto en su primer día como general director de Carabineros anunció ya una serie de acciones para que Carabineros «vuelva a ser» la institución que el país merece, en un acto para dar aires frescos a la policía uniformada tras el escándalo por la «Operación Huracán».
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El mismo que estaba quinto en la antigüedad de la institución y que desde su posición de jefe de la Zona Metropolitana no se visualizaba como la mejor carta- ni la preeminencia correspondiente- para liderar a Carabineros. Pero así fue, al igual que Fernando Matthei en 1978.
En un símil con el ex general de la Fach, el nombramiento de Soto por parte del Presidente Sebastián Piñera es visto como una «barrida» para las cabezas de la institución, ya que al nombrar como líder a alguien con quinta antigüedad, obliga prácticamente al resto del alto mando a retirarse.
Tal cual sucedió con las once autoridades de la Fuerza Aérea, quienes el 24 de julio de 1978 y en orden de antigüedad se pasearon frente al escritorio del dictador Augusto Pinochet, quien les ofrecía la comandancia en jefe.
Uno a uno desfilaron con la negativa en la vista y en los labios, pero fue justamente Fernando Matthei, quien con 12ª antigüedad aceptó el liderazgo siendo ascendido a general del Aire, nombrado comandante en jefe y miembro de la Junta Militar, luego que Gustavo Leigh fuera obligado a dejar su puesto.
Lo anterior, en un momento donde las relaciones con Argentina eran intensas, con un ambiente prebélico que en 1982 derivó en la conocida Guerra de las Malvinas, cuando Matthei colaboró con las fuerzas británicas en contra de los transandinos. Contexto de «crisis» al que 40 años más tarde también se enfrenta Soto, quien quizás también tenga que vivir la incertidumbre de enfrentarse a una «posible guerra».