Mientras toda España se mantiene consternada y aún preguntándose «¿Por qué?», la Guardia Civil española dio a conocer el perfil de Ana Julia Quezada, madrastra y asesina confesa del pequeño Gabriel Cruz, el menor de ocho años que fue encontrado muerto en el maletero de su auto.
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«Quezada es una persona posesiva, de frialdad máxima, egocéntrica, interesada, manipuladora e incapaz de soportar el rechazo», Guardia Civil
«Quezada es una persona posesiva, de frialdad máxima, egocéntrica, interesada, manipuladora e incapaz de soportar el rechazo», señalaron los altos mandos de la policía española en una rueda de prensa.
Además, resaltaron la estrategia utilizada por la dominicana. «Todo lo que hacía, de cara a los medios de comunicación, a la familia, a la Guardia Civil, todo era una farsa, todos sus movimientos buscaban desviar la atención sobre ella», indicaron.
Inclusive resaltaron la macabra estrategia de la mujer que consistió en entregar una camiseta del niño que, según su relato inicial ya descartado, habría encontrado botada en uno de los sectores donde era buscado intensamente.
Celos
De acuerdo con declaraciones de cercanos a la investigación citadas por medios españoles, Quezada señaló en su testimonio que discutió con el menor, él se enfadó y la agredió.
«Para Ángel su hijo era lo más importante, se desvivía por él, si tenía una hora era para él, si tenía un fin de semana era para estar con el niño, eso es muy importante», Guardia Civil
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No obstante, de acuerdo con la policía la mujer habría mentido ya que «los padres educaron en todo momento al niño en el amor y el respeto, en ningún momento Gabriel pudo hacer esos insultos” para agredirla.
El móvil de los celos parece ser la principal arista que investigan las autoridades, quienes, sin responder concretamente, especificando que «para Ángel su hijo era lo más importante, se desvivía por él, si tenía una hora era para él, si tenía un fin de semana era para estar con el niño, eso es muy importante».
El rastro del pequeño, de tan sólo ocho años, se perdió el 27 de febrero, luego de que saliera de la casa de la abuela paterna en Níjar (Almería) supuestamente rumbo a la casa de sus primos, a unos cien metros de distancia.
Ese mismo día Quezada lo habría golpeado con un hacha y estrangulado hasta la muerte. «El niño muere por asfixia y no sufre», especificaron desde la Guardia Civil.
Según la policía, no existen indicios que reflejen que en el crimen hayan participado terceras personas.