El jueves 22 de marzo el ingeniero Martín Vizcarra cumplirá 55 años y hasta el momento tiene pensado celebrar la jornada en Canadá, más precisamente en la capital Ottawa.
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Sin embargo, puede que sus festejos pasen a un segundo plano y abandone la nación norteamericana, en donde es embajador, para cumplir una nueva labor: ser el nuevo vicepresidente de Perú.
Esto luego de la renuncia presentada este miércoles por el mandatario Pedro Pablo Kuczynski tras los polémicos videos sobre la supuesta compra de votos para evitar la vacancia. Dicha situación generó una nueva crisis en el gobierno de PPK, la cual en esta ocasión no fue capaz de superar por lo que presentó su dimisión tras un año y siete meses de administración.
Por lo mismo, la atención de los medios peruanos no solo se centró en Lima, sino que también en la lejana Canadá, ya que además de embajador Vizcarra también es vicepresidente, por lo que será el encargado de asumir el mando en la Casa de Pizarro.
Esto porque de acuerdo con el artículo 113 de la Constitución, ante la renuncia del gobernante es el primer vicepresidente de la República el que asume, por lo cual es el ingeniero quien deberá tomar las riendas de la nación hasta el 2021.
Es catalogado como alguien «amable» y «educado». Es parte de la renovación política ya que pasó prácticamente toda su vida trabajando en el área de la construcción. Es más, vivió principalmente en la ciudad de Moquegua, por lo que tampoco ha sido parte de la primera línea empresarial limeña.
Y allí justamente surgió su veta más política. Fue gobernador el 2010 y logró un amplio respaldo, por lo que se esperaba que fuera a la reelección. Sin embargo, PPK apareció en su camino y lo convenció de acompañarlo como vicepresidente.
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Luego asumió como ministro de Transportes tras el triunfo del ahora ex presidente y allí comenzaron los problemas. Tras los problemas en la construcción de un nuevo aeropuerto en la ciudad de Cuzco, surgieron críticas desde diversos sectores, lo cual se tornó insostenible por lo que dio un paso al costado y partió en una especie de «exilio político» a Canadá, en donde estaba tranquilamente ahora esperando su cumpleaños, el cual le podría traer el regalo de cumpleaños más inesperado.