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El plan de los militares argentinos tras la invasión a Las Malvinas: “Después les tocará a los chilenos”

Hace 36 años, el 2 de abril de 1982, una junta militar argentina desató su afán belicoso y inició la Guerra de Las Malvinas, que terminó con un triste balance para el vecino país. Pero los generales transandinos de aquella época no solo apuntaba al archipiélago.

Hace ya 36 años, un 2 de abril de 1982 se dio comienzo de uno de los pasajes más triste de la última historia de Argentina. Cómo buena dictadura militar, la junta de generales que dirigía el país vivía en un mundo paralelo donde pesaron que podrían recuperar el archipiélago de Las Malvinas por la fuerza.

La historia es conocida. A poco andar de la arremetida de las Fuerzas Armadas transandinas, quedó en evidencia la falta de preparación, las graves fallas logísticas y los severos problemas de coordinación entre las ramas, que sellaron la suerte del arranque bélico de estos militares preclaros, liderados por Leopoldo Galtieri.

Al final, 649 muertos para Argentina y una derrota humillante para unas FFAA que nunca estuvieron debida y responsablemente preparadas para un conflicto de esta envergadura.

La locura belicista

La dictatoria militar argentina, desde sus inicios, tuvo una peculiaridad: su afán belicista. Eran varios los generales que pensaban que un triunfo militar consolidaría al régimen. Mientras todas las otras dictaduras latinoamericanas, como la chilena, boliviana, brasileña o paraguaya, optaban por concentrar sus fuerzas en la represión interna, los generales transandinos apuntaban más allá de sus fronteras.

La primera opción fue atacar Chile en 1978, una operación que se frustró a última hora por la mediación papal y después llegaron Las Malvinas. Pero en la junta militar no solo quería el archipiélago, el plan original man tenía atacar a Chile.

En la mente de Galtieri y sus generales lo que dibujaba era invadir Las Malvinas. En una acción rápida y sin bajas para sorprender al Reino Unido y abrir una negociación con Londres, que debería terminar con la recuperación de la soberanía argentina de la zona, ante la ocupación efectiva de Las Malvinas. Y el paso siguiente sería tomar las islas en disputa con Chile en el Conflicto del Beagle, las cuales se encontraban en plena mediación papal.

La “arista chilena” de la Guerra de Las Malvinas queda en evidencia en una entrevista al general Basilio Lami Dozo, comandante de la Fuerza Aérea transandina, la rama más destacada en el conflicto con los ingleses. En la Revista Perfil, en noviembre de 2009, Lami Dozo reconoció que Galtieri dijo en un discurso tras el estallido de la guerra “que (los chilenos) saquen el ejemplo de lo que estamos haciendo ahora porque después les toca a ellos”.

Ante esta confesión el periodista pregunta el general: “¿Después iban a atacar a Chile?” Y Lami Dozo respondió con un categórico “exacto”.

El jefe de la Fuerza Aérea Argentina en plena Guerra de Las Malvinas aseguró también en aquella entrevista que habló con su par chileno, Fernando Matthei, a quien derechamente amenazó con atacarlo: “Le pedí que si llegaba a haber un conflicto por Malvinas no mandara medios ofensivos aéreos al sur porque íbamos a tener problemas y los iba a atacar con todo lo que tenía ahí. Lo hizo, se portó bastante bien, no así la Armada y Pinochet, que jugaron para Inglaterra”, aseguró.

Este ambiente se daba en la primera etapa de la Guerra de Las Malvinas conocida en Argentina como “Vamos bien”, antes de la llegada de las fuerzas británicas a la zona de conflicto. Después llegó el hundimiento del Belgrano y la Guerra tuvo un giro hasta la derrota inapelable de las fuerzas transandinas en el 14 de junio de 1982.

Ante la pregunta de cuál era la rama de las FFAA argentinas que estaba mejor preparada para la guerra, Lami Dozo es categórico: “Ninguna. Lo único que tenía la Marina era Exocet, pero eran muy pocos. El Ejército nunca estuvo preparado para Malvinas y la Fuerza Aérea tampoco”.

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