El ex presidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva anunció al diario Folha el viernes en la mañana que no se trasladará a Curitiba para entregarse a la policía, a pesar de la orden de arresto impuesta ayer en la noche por el juez federal Sergio Moro.
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Lula, que pasó la noche en el Sindicato Metalúrgico Sao Bernardo do Campo junto a familiares y amigos, tuvo una breve conversación telefónica con el medio brasileño en la que dijo sentirse tranquilo, bien dispuesto y que incluso ya había realizado sus ejercicios matinales.
Según el presidente del Instituto Lula, Paulo Okamotto, un viaje a Curitiba tendría problemas de logística y seguridad.
La defensa del ex presidente presentó ante el Supremo Tribunal de Justicia un pedido para bloquear el arresto hasta que un tribunal de apelación no se pronuncie respecto los últimos recursos presentados.
Orden de arresto
El juez Moro le dio hasta las 17:00 horas ex mandatario para entregarse voluntariamente ante la policía federal en la ciudad sureña de Curitiba.
La orden fue girada horas después de que el Supremo Tribunal Federal denegó por votación de 6-5 una solicitud de Lula de no ir a la cárcel mientras apela una sentencia de culpabilidad por corrupción, la cual él alega es sólo una maniobra para impedir que su nombre aparezca en las boletas.
La velocidad con la que Moro emitió la orden de arresto sorprendió a muchos, ya que según algunos expertos en derecho, hay cuestiones técnicas de la apelación de Lula que no prosperó que no serán solucionadas sino hasta la semana próxima.
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El año pasado, el juez federal declaró culpable a Lula de hacer favores a una compañía constructora a cambio de la promesa de un apartamento en la playa. Un tribunal de apelaciones refrendó dicha declaración de culpabilidad en enero.
El arresto de Lula marcará una caída colosal para el hombre que encabezó al país más poblado de Latinoamérica entre 2003 y 2010 y que dejó el puesto con un índice de aprobación superior al 80%.