Tras el ataque contra el ex espía ruso Sergei Skripal y su hija Yulia la prensa mundial se ha volcado a recabar detalles de la vida de ambos, y lamentablemente desde que Rusia descubrió su trabajo del padre como doble agente nada ha funcionado bien para la familia, parece casi una maldición.
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Skripal fue agente de la inteligencia militar rusa, conocida a menudo por su acrónimo GRU, y se retiró en 1999. Luego trabajó en el Ministerio de Relaciones Exteriores hasta el 2003 y más adelante se dedicó a los negocios.
En 2006 fue declarado culpable en Rusia de espiar para Gran Bretaña y sentenciado a 13 años de prisión. Se le liberó en 2010 como parte de un intercambio de espías entre Washington y Moscú, que dejó al descubierto la existencia de un grupo de agentes rusos inactivos en EEUU.
Después de ser arrestado en Moscú en el 2004, confesó que fue reclutado por la inteligencia británica en 1995 y dijo que estuvo entregando información sobre agentes del GRU en Europa, a cambio de lo cual recibió más de cien mil dólares.
Nuevo hogar
Una vez liberado decidió radicarse en Reino Unido, se mudó a la región de Salisbury y compró una casa de 300 mil euros para comenzar una nueva vida con su familia.
Con el peligroso trabajo de espionaje en el pasado, parecía un nuevo comienzo para la familia Skripal. Sin embargo, la historia no comenzó bien, ya que al tiempo de mudarse falleció Lyudmila, pareja de Sergei y madre de sus dos hijos: Alexander y Yulia.
Tras el paso de los años Yulia decidió irse a vivir a Rusia, mientras su padre y hermano mayor escogieron mantenerse residiendo en Salisbury. Los tres mantenían estrecho contacto como familia.
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Todo parecía ir bien, hasta que en 2017 Alexander falleció en extrañas circunstancias mientras visitaba San Petersburgo. Aquí saltaron las alarmas para padre e hija, al parecer su vida como doble agente no había quedado del todo en el pasado.
Poco antes de ser envenenados, Yulia recién había arribado a Salisbury con el fin de acompañar a su padre en el primer cumpleaños de Alexander desde su muerte.
El 4 de marzo padre e hija fueron envenenados con un agente neurotóxico identificado como Novichok, el que es parte de una clase de sustancias neurotóxicas desarrolladas por la Unión Soviética hacia el final de la Guerra Fría.
Mascotas muertas
Este martes se conoció que Yulia recibió el alta hospitalaria y fue trasladada a un lugar “seguro”. Mientras Sergei, quien al parecer era el blanco de la agresión, se recupera más lentamente que su hija pero sigue mejorando.
Pero las noticias negativas no terminan, ya que hace unos días las tres mascotas de la familia fueron encontradas muertas al interior de su casa en Salisbury, la que se encontraba precintada.
Cómo si se tratara de una maldición, los dos conejillos de india murieron probablemente por deshidratación y el gato sufría un alto nivel de estrés por lo que tuvo que ser sacrificado, según medios internacionales.