Un periodista, un fotógrafo y un chofer son el equipo que trabajan en el diario El Comercio que fue secuestrado y asesinado presuntamente por un grupo disidente de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (Farc) en una conflictiva zona de la frontera entre Ecuador y Colombia mientras realizaban tareas periodísticas.
PUBLICIDAD
El periodista Javier Ortega (32), el fotógrafo Paúl Rivas (45), y del chofer Efraín Segarra (60) viajaron a la frontera con Colombia para recabar información sobre la violencia generada en la zona por grupos armados ilegales colombianos.
Un apasionado
El periodista Javier Ortega tenía de 32 años cuando se embarcó en una misión periodística que no tendría retorno. De acuerdo al diario que le dio una oportunidad de trabajo en 2012, Ortega era un apasionado del periodismo casi tanto como era hincha del Barcelona.
A los 18 años, contra el deseo de sus padres retornó de España a Ecuador para estudiar periodismo en la Universidad Salesiana. La práctica la realizó en Últimas Noticias de Ecuador escribiendo sobre ligas de fútbol barriales.
Una vez en El Comercio dio un giro a su carrera y se sumó al equipo de seguridad. Desde el 2016 que se dedicaba a cubrir el proceso de paz entre Colombia y la Farc.
Fotógrafo connotado
A diferencia de Ortega, Paúl Rivas fue un fotógrafo por herencia por alrededor de 20 años, lo que le otorgó el reconocimiento de distintas revistas internacionales como Gatopardo que destacó el acierto fotográficos del volcán El Reventador, tomada en el 2003.
Según evidencia el medio, Rivas, que ingresó a El Comercio desde 1999 especializado en temas sociales, era merecedor de siete premios de fotoperiodismo en Ecuador.
PUBLICIDAD
“Ponía su gorrita hacia atrás. Un fotógrafo listo para la acción. Nunca hubo un No en su boca”, confidencia María Elena Vaca, colega de El Comercio, según recoge 24matins.
Paúl dejó en este mundo una novia y una hija de 15 años.
El «Segarrita»
Finalmente, Efraín Segarra, o «Segarrita» como lo conocían sus cercanos, era el chofer de más edad en diario y llevaba 16 años transportando a los periodistas del medio ecuatoriano.
Como buen religioso llevaba siempre sobre el tablero del volante lleva una figura de la Virgen, pero lo que más destacaban sus colegas era el impecable estado en el que mantenía su auto: papel higénico, franela, luces led,a gua y unas iniciales con su nombre junto a la radio, señala El Comercio.
Efraín, que tenía un hijo periodista que era «su orgullo», cultivó una afición por la fotografía la que desarrollaba sacado selfies en cada ciudad que visitó, según su familia.