A lo largo de gran parte de los últimos cinco años, muchos en Venezuela desearon que llegara este momento para poder concretar un cambio de gobierno y acabar con lo que el Fondo Monetario Internacional califica como "uno de los mayores colapsos económicos de los últimos 50 años".
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Sin embargo, el inicio de campaña este domingo es frío, confuso. Gran parte de la oposición llama a la abstención en las elecciones presidenciales del 20 de mayo, no las consideran justas ni libres.
También han anunciado que no las reconocerán Estados Unidos y otros países de la región, además de la Unión Europea.
El presidente, Nicolás Maduro, busca una reelección que parecería imposible ante el escenario de la mayor inflación del mundo y años de crisis que se traducen en desabastecimiento de alimentos y medicinas y en un éxodo que poco a poco se está convirtiendo en crisis migratoria.
Pese la inhabilitación de partidos y de los dos líderes más populares, Leopoldo López y Henrique Capriles, Maduro tendrá oposición.
Su principal rival es Henri Falcón. Fue chavista y luego parte de la gran coalición opositora, es ahora casi un verso libre. Se enfrenta ahora a unos y otros, y confía en que el descontento se refleje en una participación masiva que doblegue supuestos ardides electorales.