Cuando algún familiar de Gonzalo lo llamaba por teléfono mientras él estaba en las afueras de un motel y le preguntaba «¿qué estas haciendo?», él respondía «trabajando». Y en verdad no era mentira, ya que su labor era justamente estar sentado en su automóvil junto a algún cómplice desempeñando su actividad criminal: extorsionar a los clientes que ingresaban al recinto.
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Según informa La Segunda, el hombre identificado con dicho nombre, junto a otras tres personas estuvieron entre enero del 2016 y el mismo mes del 2017 instalados en moteles del sector oriente de la capital con cámaras de video esperando que llegaran automóviles de lujo.
Y cuando aparecía uno, comenzaba toda la labor delictual. Grababan los vehículos y a los pasajeros, dejando constancia de su entrada y salida del recinto. Luego buscaban el nombre de la persona gracias al número de patente, lo buscaban en redes sociales para saber su nombre, dirección de su vivienda y de su oficina, además de ver si estaba casado.
Si la persona tenía pareja, comenzaba el segundo proceso: ver si con esa persona iba al motel. Si la respuesta era no, se iniciaba la extorsión. Llamaban a sus víctimas y les decían que eran detectives privados contratados por algún familiar o amigo, ya que buscaba pruebas para» hacerle daño». Tras esto, les mostraban la «evidencia» y ofrecían firmar un contrato de confidencialidad en donde ellos se comprometían a no entregar el material a cambio de $2 millones, dinero que debían depositar en alguna de las tres cuentas corrientes con nombres de sociedades que tenían.
La Fiscalía Occidente solicitó una condena de entre 10 a 14 años a los líderes del grupo, mientras que ofrecerá salidas alternativas a los demás miembros, con tal que ejerzan de testigos.
Además, indicaron que se han identificado a doce víctimas, en donde figuran tres veterinarios, dos médicos cirujanos, una gerenta de comida rápida, un gerente informático, una enfermera y un ex animador de televisión.
Cabe mencionar que el caso quedó al descubierto luego que una mujer denunciara que estaba siendo extorsionada por una banda a fines del 2016. Con esta acusación se allanaron las direcciones de las mencionadas sociedades donde debían efectuar los depósitos, encontrándose material de otras personas que habían sido grabadas.
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Incluso, una persona pagó más de los $2 millones habituales. Esto porque fue captado en el motel Continental de Gran Avenida por los sujetos y dos meses después nuevamente fue grabado por los criminales en el mismo local.