Levantarse a las 5 de la mañana para caminar kilómetros entre pasto y barro. Vestir a tus hijos con un par de botas de goma y harta ropa de lana para que no se le entumezcan sus deditos de las manos y de los pies.
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Esa es la realidad que cientos de chilenos en el sur viven día a día. La educación es la vía para emprender y crecer, pero no siempre está a la mano.
A veces, la falta de acceso va más allá del tema monetario. Involucra tener que caminar durante horas, para llegar a escuelas que muchas veces no tienen la infraestructura ni el personal necesario para acceder a una educación de calidad.
Un proyecto del área de Cultura de la Fundación Desafío Levantemos Chile busca acercar las actividades culturales a las comunidades de la isla grande de Chiloé.
Libros a través del mar
Se trata de una «Bibliolancha» que recorrerá distintas islas de Chiloé durante todo el mes de abril con diversas actividades.
Ésta cruzará por el radio de Quemchi, Chauques, Butachauques y Achao, que comprende 10 sectores entre islas principales y otras más pequeñas.
El objetivo principal es permitir a la comunidad el acceso a las distintas actividades culturales que otorga el proyecto; entre ellas cuenta cuentos para niños y clases de gastronomía.
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“La lancha es el nexo entre el continente y la isla”, dice Annette Alemán, líder del área de Cultura de la fundación Desafío Levantemos Chile.
Necesidades culturales
También se busca satisfacer las necesidades culturales de los habitantes, fomentar el turismo, la lectura y el micro emprendimiento.
El 19 y 20 de abril se llevaron a cabo dos clases de gastronomía en base a productos locales, protagonizadas por el reconocido chef Coco Pacheco, para que tanto jóvenes estudiantes de gastronomía como otros interesados de la comunidad, aprendieran opciones innovadoras del mundo culinario.
También se realizó el Cuenta Cuentos chilote de la artista Arantzu Abaroa en la isla de Caucahué. El proyecto se logró con éxito gracias al esfuerzo del área de Cultura de Desafío Levantemos Chile, el equipo de la Lancha, a cargo de Francisco Díaz, el apoyo de Teolinda Higueras y de la Empresa B&M que se encargó de donar los libros.
«Felipe Navegante»
Alemán cuenta que quiso modificar el nombre de la lancha y propuso llamarla Felipe Navegante, inspirado en el fundador de la fundación, Felipe Cubillos. Y al barco pequeño de emergencia, elaborado de madera, lo nombraron Albatros por las reflexiones del fundador cuando dio la vuelta al mundo. “Si el día de mi muerte decidiera renacer, decidiría renacer en un albatros porque es un ave que le cuesta volar pero cuando lo hace, es completamente libre”.
Así comenzó la historia de la Bibliolancha que ya está recorriendo muchas de las islas alrededor de Chiloé, esperando que sea así por muchos años en pro de las comunidades. Una forma de acercar los libros, a quienes muchas veces el frío y las distancias les juegan en contra.