Esta tarde el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, volvió a citar a la prensa para un «importante anuncio fiscal».
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El economista, que ha estado en la palestra por acusar al ex Gobierno de comprometer más de 5.500 millones de dólares sin respaldo financiero, anunció un plan de austeridad 2,0. Si hace unas semanas el ahorro fiscal sería de US$ 500 millones por año mientras durase el Gobierno de Sebastián Piñera ahora lanzó una versión 2,0 que asciende el monto a US$ 1.150 millones anuales, lo que permitiría una reducción de gasto de US$ 4.600 millones entre 2018 y 2021.
«Necesitamos hacer espacio para programas, como sala cuna, educación temprana», entre otros, dijo Larraín durante la conferencia de prensa.
Las medidas de austeridad se implementarán de forma pareja para todos los ministerios y servicios, y adicionalmente se plasmará en algunos programas fiscales específicos, explicó el jefe de las finanzas públicas.
En orden de magnitud, dos son los ejes que explican casi el 70% del plan de austeridad. En primer lugar, rebajas por concepto de gastos en soporte, principalmente en bienes y servicios de consumo (subtítulo 22 de la Ley de Presupuestos) y adquisición de activos no financieros (computadores, automóviles, equipamiento de oficinas, etcétera; subtítulo 29) que ascienden a cerca de US$500 millones anuales. En segundo lugar, fondos de libre disponibilidad de la Presidencia que involucran unos US$350 millones al año.
En tercer lugar, y en un monto menor, las medidas de austeridad apuntan a programas que han sido mal evaluados por las agencias externas a Hacienda que monitorean los programas públicos. Este último ítem involucra recursos por menos de US$80 millones al año. «Ningún programa bien evaluado tendrá recortes en sus recursos», agregó.