Karl e Inge, de 37 y 42 años respectivamente, no estaban preparados para tener hijos, por lo que hace unos años decidieron congelar embriones por si decidían ser padres “más adelante”.
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Los esposos estaban felices y proyectaban una larga vida juntos, sin embargo debido a varios problemas terminaron divorciándose.
La mujer llegó un día a la clínica de fertilidad en que habían “guardado” los embriones y luego de falsificar varias veces la firma de su ex, logró “tener acceso” a ellos y nueve meses después dio a luz a su único hijo.
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Karl no tenía idea lo que había pasado con su ex y se “enteró” que tenía un hijo cuando le llegó una demanda por pensión alimenticia.
El hombre no quería pagar como había dictaminado la justicia, ya que reclamaba que no había dado su consentimiento y que era un hijo no deseado, por eso presentó una demanda para que fuera la clínica la que cancelara la manutención, indica el Daily Mail.
Según Karl, la clínica había sido negligente al “entregarle”los embriones a su ex sin su autorización, sin embargo el tribunal determinó que el hombre debe hacerse cargo de la pensión porque “no había sido lo suficientemente claro con la clínica cuando llamó para revocar su permiso para usar los embriones”.