Para Argentina la Guerra de las Malvinas fue un fracaso por donde se le mire. No sólo fue un gran retroceso en los sueños de lograr soberanía sobre del disputado archipiélago, sino que dejó de manifiesto el discreto nivel de los altos mandos de las FFAA transandinas y su capacidad de operación.
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Pese al desastre de la guerra, la aviación argentina tuvo un momento de gloria, el 4 de mayo de 1982, cuando el profesionalismo y el arrojo de dos pilotos le brindaron el mayor triunfo de las fuerzas argentinas en el conflicto.
Ese día, la “Task Force” escuchó lo que nunca pensó: “Sheffield is hit” (Sheffield fue golpeado).
El HMS Sheffield, un destructor Tipo 42, era una de las embarcaciones más modernas y poderosas de la flota que Reino Unido había despachado para retomar el control de las Malvinas, junto a su hermano gemelo, el HMS Coventry.
Pero ese 4 de mayo, la poderosa embarcación pasaría a la historia de la peor forma: sería el primer barco de la Royal Navy en ser hundido desde la Segunda Guerra Mundial.
El impacto
Cerca de las 8 de la mañana de ese día, un avión de reconocimiento divisó a las embarcaciones del Reino Unido. El Sheffield había sido avistado por las Fuerza Aérea argentina, que lo mantuvo bajo monitoreo. Desde la base de Rio Grandes despegaron dos Super Etendards dotados con misiles Exocet. Eran los mejores aviones que disponía Argentina y al frente de ellos estaban los mejores pilotos transandinos.
Después de varias maniobras, ambos pilotos localizaron su objetivo y dispararon dos Exocet. Era primera vez que usaban este tipo de armamento. Uno de esos misiles dio de lleno en el destructor del Reino Unido, que pese a sus modernos sistemas de defensa y monitoreo no pudo reaccionar. Tanto así que no realizó ninguna maniobra defensiva para hacer frente al ataque.
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La razón de la pasividad del Sheffield fue el talento y profesionalismo de los capitanes de navio Augusto Bedacarratz y Armando Mayora, quienes a las 11.04 dispararon sus misiles. Pero por qué no fueron detectados, simplemente porque fueron disparados a 11 kilómetros de distancia de la embarcación (originalmente se hace a 80 kilómetros) y a vuelo rasante. Dos factores que impidieron que los radares del Sheffield respondieran.
Al final, 20 marinos muertos y el moderno destructor fuera de combate (fue remolcado, pero su daño era tan grande que se hundió seis días después).
En una entrevista a La Nación de Argentina, Mayora reconoció que el ataque fue celebrado, pero el objetivo real era el HMS Invicible, uno de los dos portaaviones que formaban la fuerza de tareas del Reino Unido en la Guerra de las Malvinas.