Este lunes hubo un cara a cara entre los ministro de Hacienda del actual y del gobierno pasado, todo por la polémica sobre los gastos comprometidos que no serían tal y que ascenderían a más de US$5.560 millones para los próximos cuatro años.
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Este encuentro se dio en la Comisión Especial Mixta de Presupuestos, donde senadores y diputados escucharon las versiones del ministro de Hacienda, Felipe Larraín y el director de Presupuestos, Rodrigo Cerda, y de los ex secretarios de Estado, Nicolás Eyzaguirre y Rodrigo Valdés; y el ex director de Presupuestos, Sergio Granados.
La primera intervención fue del actual jefe de la billetera fiscal, quien insistió en que existen mayores gastos que no estaban provisionados en el actual presupuesto. A la vez, garantizó que la cartera buscará la forma de cancelar cada peso comprometido, pero insistió en que “era necesario transparentar este escenario”.
Respecto a las presiones de gasto, sostuvo que provienen de tres fuentes: “se trata del arrastre de gastos no devengados del 2017; la sobre ejecución de algunas partidas, sobre todo salud (250 millones de dólares a marzo de 2018) –a nivel general hablamos de más de mil 200 millones de dólares-; y proyectos de ley cuyos fondos no han sido provisionados”.
Larraín expresó que «el deterioro fiscal no se dio principalmente por la caída en el precio del cobre, sino que se debió al aumento excesivo del gasto en 2014-2015».
Por su parte, Rodrigo Cerda detalló que “los gastos comprometidos incluyen distintas obligaciones como son las asignaciones familiares y otros beneficios, los gastos operaciones del sector público, la aplicación de políticas vigentes, y los mensajes presentados al Congreso Nacional, entre otros”.
La respuesta de las ex autoridades siguió en el tono de lo ya dicho en días anteriores. Eyzaguirre indicó que «hay partidas que ha habido dificultad para resolverlas. Hay presiones al alza y a la baja también. Esto es un test de estrés y no una línea base de proyección”, apuntando a que la intención de todo esto es degradar la administración de Michelle Bachelet.
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El exministro indicó que “el tema de salud es recurrente desde el 2010. Llama la atención que el presupuesto real del ministerio ha crecido en 72% y el gasto ejecutado ha crecido en 72,6%. Conforme se hacen esfuerzos por incrementar los recursos, el gasto sube de igual forma, así nunca se cierra la brecha”, relató.
Pese a que valoró que Larraín dé a conocer esta situación, cuestionó la «sobrevaloración» de la situación. “Cuando se tiene 72 mil millones de dólares de presupuesto, ver partidas sobreejecutadas, es normal. Es la tarea de esa cartera buscar los equilibrios y encontrar dineros para solventar esos problemas”, señaló.
Por su parte, el exministro Valdés se refirió a los cuestionamientos a la metodología para establecer si son presiones de gasto o efectivamente gastos comprometidos. «No sabemos cómo se hizo el ejercicio, pero supongamos que se le pidió al experto de cada sector una proyección conservadora. Ello llevaría naturalmente a una estimación que sobrestima el escenario probable», expresó.
Insistió en que «es un error confundir los dos conceptos» y aprovechó de mandarle un recado Rodrigo Cerda. «Esto lo digo con cariño: es un error del director de Presupuestos diga que no es labor de Dipres racionalizar. Sí es labor de Dipres», señaló.
Finalmente, Larraín tuvo espacio para responder a las críticas de las exautoridades. «No me quiero quedar en una discusión semántica porque si la discusión es si el gasto es comprometido yo me pregunto como le llamamos a una presión de gasto que es imposible resistir», dijo. Y remarcó que «lo que hemos tratado de hacer es un ejercicio de transparencia, de realismo y del cual nos vamos a ocupar».
Y ¿cuál fue la conclusión? Al cerrar la sesión, el senador y presidente de la Comisión Mixta de Presupuesto, Juan Pablo Letelier sostuvo que el debate continúa en pie ya que «no queda claro si se trata de una sobre ejecución, de dinero que no fueron transparentados, o de montos que no tienen cómo ser financiados».